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Grandes Personajes

 

 

John F. Kennedy

 

Federico Ortíz-Moreno *

 

 

Una de las figuras más importantes dentro del mundo de la política estadounidense. Trigésimo quinto
presidente de los Estados Unidos y ganador de un premio Pulitzer, por una serie de biografías. Hombre
que luchó por la democracia y murió asesinado por su propia gente. El fue John F. Kennedy.

 

 

 

 

Los buenos y los malos

 

Siempre corremos el riesgo (o más que correr el riesgo, siempre estamos expuestos) a clasificar a las personas en «buenas» o «malas». Buenas o malas en el sentido tanto de bondad o de maldad, como de efectivas (eficientes) o capaces o inteligentes.

 

Tendemos a clasificar, tendemos a tipificar. Eso siempre sucederá. Vemos a un artista y lo clasificamos, conocemos un amigo o un jefe y lo catalogamos. En caso de las figuras públicas sucede lo mismo. Lo vemos, lo conocemos, lo escuchamos, sabemos de su actuación y en base a «ese poco» que conocemos damos nuestra opinión contundente.

 

Y tal vez acertemos, pero la mayoría de las veces, estoy seguro, nos equivocaremos. Juzgar a la gente, hacer una aseveración de tal o cual tipo es realmente difícil, pues siempre ésta se verá cargada de prejuicios, falsas premisas, injustas calumnias y hasta descabelladas alabanzas.

 

 

Hablando de los Kennedy

 

La familia de los Kennedy ha sido siempre conocida por haber estado ligada a la política y al campo de los negocios, sobre todo a los de las casas de bolsa. Algunas veces buenos, otras francamente malos, los Kennedy se han mantenido ahí.

 

Políticos, banqueros, escritores, artistas, los Kennedy son conocidos de todos. Que... ¿Cómo surgieron? Es otra pregunta. En la política, todo se vale. (Y, aunque no se valiese, eso es lo que tristemente sucede). El valor del dinero es mucho. El dinero mueve montañas y es el motor del mundo.

 

Dicen algunos que tres son los factores que han favorecido a los Kennedy. Estos tres factores son dinero, dinero y más dinero. Con ello, aluden, naturalmente, al padre que fuera de John F. Kennedy, un multimillonario hombre de negocios que poseía -según estiman- unos doscientos millones de dólares (de aquellos dólares de 1969, año al que se refiere el dato).

 

Y no cabe duda que el dinero ha ayudado a los Kennedy; pero también es cierto que se necesitaba también carisma y no sólo dinero para llegar a puestos tan altos. Muchos millonarios han tratado de llegar a la presidencia, sin conseguirlo. Kennedy pudo, y esto se debe en parte al dinero, pero también a la sagacidad y consejos de su familia.

 

 

Boston, Massachusetts

 

Nacido en la ciudad de Boston Massachusetts, el año de 1917, su nombre completo fue John Fitzgerald Kennedy. Su madre, Rose F. Kennedy, hija de un ex-alcalde de Boston, era una mujer encantadora, culta y amable. Hablaba perfectamente el francés y el alemán, y más de una vez hizo uso de su talento y sus amistades a fin de colaborar en las campañas de sus hijos.

 

El padre de John F. Kennedy, Joseph Kennedy, procedía también de una familia de políticos. El padre de éste (el abuelo de John), Patrick Kennedy, había sido diputado y senador por su Estado. Por otra parte, Joseph (el padre de Kennedy), tras graduarse en Harvard, se dedicó a la banca y la especulación. Amasó grandes fortunas, gracias a maniobras que, según se dice, estaban casi al margen de la ley (por no decir que fuera), en lo que era la Bolsa de Valores, en Nueva York.

 

 

De la Bolsa a la política

 

No duraría mucho tiempo en la Bolsa. Recordemos que aquellas eran también épocas difíciles. Corrían casi los años 30’s. Se produciría el «crack» del ’29. El «crack» haría cambiar su situación. (Y por «crack» me refiero a la caída de la Bolsa, no a la cuestión de la droga, donde a los Kennedy también se les ha implicado).

 

Los problemas de la caída de la Bolsa y la consecuente depresión causada obligaron a Kennedy a dedicarse a «mejores» asuntos. Ahora se avocaría a la política. Se acercó a Franklin D. Roosevelt, en quien halló al único dirigente con imaginación y capacidad para enfrentarse a los problemas del momento.

 

Gracias a su fortuna y poderosas amistades, Kennedy contribuyó en gran manera a elevar a Roosevelt a la presidencia; pero, a pesar de ello, la verdad es que el viejo Kennedy y Roosevelt estaban de acuerdo únicamente en algunos puntos, sobre todo en cuanto a la reglamentación de la Bolsa (dinero...). En cuanto a política extranjera, defendían, cada uno de ellos, criterios opuestos.

 

 

Y John F. Kennedy...

 

Es probable que John F. Kennedy no se hubiera dedicado a la política, a no ser porque su hermano muriera en el campo de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Era el hermano que sus padres habían estado preparando para la política, ayudándolo, orientándolo... Todo esto, es lógico, para beneficio propio. Y le seguiría John. No obstante de tener una seria lesión en la espalda lesión causada debido a un accidente en un juego de fútbol americano), se alistó como voluntario para combatir en el frente. Sirvió en la Marina y fue herido gravemente en el Pacífico.

 

John escapó a la muerte de milagro. Y lo que son las cosas, su muerte ya había sido anunciada a su familia por el Ministerio de Guerra. La lancha que comandaba había sido abordada por un destructor japonés, cerca de las Islas Salomón. El joven Kennedy, que ostentaba el cargo de teniente, tuvo que nadar cinco horas, y mantener a flote, al mismo tiempo, a uno de sus compañeros, gravemente herido, antes de llegar a una isla desierta.

 

 

Algo más acerca de John F. Kennedy

 

John estudiaría en la Universidad de Harvard. Ahí se recibiría con grandes honores. Más tarde se presentaría como candidato al Congreso de Massachusetts. Eran los primeros pasos del joven Kennedy en el mundo de la política.

 

Jack (así también se le conocía, era un joven talentoso, más bien intelectual que extrovertido. Gustaba del periodismo y pensaba dedicarse a este oficio, o bien a la enseñanza. Escribió un libro, «While England Slept» (Mientras Inglaterra dormía), basándose en notas tomadas durante la estancia de su padre como embajador en ese país.

 

En 1946, parecía como si Kennedy acabaría por dedicarse completamente a la política. En realidad no tenía necesidad. Su padre, millonario como sabemos, había creado un fideicomiso de un millón de dólares para cada uno de sus hijos, a fin de que nada les faltase. John pensaba de cierta manera y creyó que había llegado la hora de dedicarse a la nación.

 

 

Iniciando en la política

 

Al principio le interesó la idea de dedicarse a la política local. Más tarde, posiblemente, ser elegido gobernador adjunto de su Estado. El gobernador mismo le pidió que así lo hiciera; y, según una muy larga tradición, la mejor forma en que un joven puede iniciar su carrera política es dentro del marco local de su Estado.

 

Kennedy puso manos a la obra. Se preparó. Estuvo en otros países. Se rodeó de periodistas y personas allegadas a la política y el ambiente artístico (grupo bastante poderoso). También, es obvio, estuvo muy de cerca a los altos mandos de la banca y las finanzas. La Bolsa, entre otras cosas.

 

 

La carrera

 

John era ambicioso e idealista. Su familia lo apoyaba. Tenía un respaldo sólido en cuanto a imagen y carrera: había combatido en la guerra, había escrito artículos sobre las Naciones Unidas y había trabajado como periodista informando acerca de las elecciones en Inglaterra.

 

Contendería en las elecciones y ganaría. Naturalmente (y sin menospreciar su labor), la victoria se debió, en gran medida, a los esfuerzos del «clan» Kennedy, que con su dinero y su prestigio pondrían lo mejor de sí.

 

Según ciertos rumores, el padre de Kennedy invirtió 250,000 dólares (un cuarto de millón de dólares de aquellos tiempos), en aquella primera campaña; suma muy elevada, si tomamos en cuenta que el cargo o puesto para el que jugaba no era muy importante. Lo que habían hecho era, según dicen, como pedirle a un elefante que aplastara a un cacahuate.

 

 

Sus primeras apariciones

 

Al principio se sintió tímido y cohibido en su nuevo papel de aspirante político. Pero, su personalidad gustó; se hizo popular gracias a su encanto juvenil y su carácter espontáneo. Contaba con la simpatía y el respeto de todos los bostonianos de origen irlandés.

 

No contaba, sin embargo, con la ayuda de los políticos profesionales de su distrito. Pero esto, poco le importaba. Como hijo de papi, su campaña no tuvo precedentes. Movilizó a toda su familia. Fue su familia quien le apoyó y no la organización de su partido. La familia contaba más, pues de ahí era de donde se sacaba el dinero.

 

 

La política de Kennedy

 

Kennedy obtuvo diversos puestos que le llevaron, poco a poco, a escalar otros mejores. Sus discursos fueron en un principio conservadores, más tarde obtendría la suficiente confianza en sí mismo para desplegar una actitud más recia y más definida. En el Congreso, Kennedy votó a favor de la Ley del Seguro Social. Se inclinó a favor de los pensionados; sobre todo, las pensiones para los veteranos. También, actuó en favor de los sindicatos y el congelamiento de rentas.

 

 

Presidente de los Estados Unidos

 

Miembro de la Cámara de Representantes desde 1946, fue elegido senador demócrata por el estado de Massachusetts en 1952. Tras una larga campaña electoral en que propugnó un programa llamado «nueva frontera», fue elegido presidente de los Estados Unidos en noviembre de 1960.

 

En política exterior pugno por una coexistencia pacífica con los la Unión Soviética. No todo le saldría bien. El fatídico intento con su invasión a la Bahía de Cochinos, en Cuba, fue su gran estigma. Un fracaso del que nadie le pudo sacar. Su gobierno, dependiendo del punto en que se le vea, pudiera considerársele bueno, malo o mediocre; pero no más.

 

Su carisma y don de gentes no fueron suficientes para hacer de él una estrella. Sus implicaciones con la mafia, la muerte de Marilyn Monrroe (de quien se dice fue su amante), las innumerables cosas que se dicen acerca de su vida privada, el desmedido interés de su familia por hacerse de los cargos más importantes, dejan, a mi juicio, mucho que desear acerca de su persona.

 

Sin embargo, también hay que reconocer que no obstante y todo ello, John F. Kennedy fue una persona importante. Tan importante que alguien, un «alguien todo poderoso», tal vez el propio gobierno, quiso acallarle. Así fue como un 22 de noviembre de 1963, John F. Kennedy caería baleado ante los disparos de su asesino (?) Lee Harvey Oswald. La exacta verdad nunca se supo. El magnicidio ocurrió y los informes verdaderos sobre su muerte hoy descansan entre otros tantos difuntos, entre otros tantos muertos.

 

 

Artículo aparecido en el periódico “El Porvenir” de Monterrey, México, el 26 de marzo de 1990.

 


 

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