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Grandes Personajes

 

 

Wolfang Goethe

 

Federico Ortíz-Moreno *

 

 

Genio clave de la literatura universal. Ilustre escritor de renombre mundial que llevara sus escritos,
ensayos y poemas más allá de los confines de su natal Alemania. Autor cuya obra trascendió y
sigue trascendiendo. Su nombre: Juan Wolfang Goethe.

 

 

 

 

Los Genios

 

Los genios, o, nacen locos o el mundo los vuelve locos. La realidad es que el mundo humano, la naturaleza humana es más profunda y compleja que lo que nosotros mismos nos podemos imaginar y que la belleza del pensamiento, lo profundo de sus raíces hacen que no siempre se comprenda lo que es el sentir del ser humano ni el corazón de un hombre atormentado.

 

El hombre es, en verdad, profundo y más profunda e inextricable lo es su alma. El adentrarnos a lo que es la vida humana, al corazón del hombre, a las entrañas del ser y del ente vuelto persona es como analizar una gota de agua sin tener la capacidad de sentir. Sin tener la capacidad de tacto ni poseer el sentido de la vista.

 

Los escritores son complejos. Algunos, tal vez más claros que otros. Todos tendrán su estilo. Todos tendrán su forma de ser, de pensar y de ver las cosas. Innumerables genios han destacado en este campo. Kafka, Joyce, Wilde, entre otros. Unos más de estilo diferente como pudieran ser Shakespeare, Cervantes o Tolstoi.

 

En la literatura alemana encontramos un común denominador. ¿Quién no podrá rendirse, aun sin que le guste, ante el genio y figura de un hombre de gran talento? ¿Quién no podrá aceptar que este hombre ha sido y sigue siendo uno de los más grandes escritores no solamente de la lengua alemana sino de la literatura universal?

 

 

Goethe: el hombre

 

Pocos hombres en el mundo se les ha podido comparar por la universalidad de su genio. Uno de ellos, uno de los mejores ha sido Goethe. Y, si como escritor éste ha sido la llave de la literatura alemana, habrá que considerar, además, que Juan Wolfang Goethe fue además un verdadero y eminente científico que su proceso de búsqueda le llevara a importantes descubrimientos.

 

El deseo de Goethe era vivir (y tal vez morir, puesto que “en la muerte se halla la existencia” -como diría uno de sus lectores). Lo cierto es que la vida de este gran escritor siempre estuvo llena de proyecciones, sueños, fantasías, realidades que él mismo iba plasmando en sus propios libros.

 

 

Juan Wolfang Goethe

 

Juan Wolfang Goethe nació en la importante ciudad de Frankfurt del Main, Alemania, allá por el año de 1749, hace ya 240 años, casi un cuarto de milenio. Frankfurt era una ciudad aburguesada. Una ciudad donde se halla y encuentra todo, comenzando con las diferencias de clases.

 

El propio linaje aburguesado de su familia compuesta de pequeños artesanos elevados por el trabajo a clases superiores, por un lado, y, de clase sumamente alta, en la que se encontraban destacados juristas y comerciantes, pero de vida sencilla, hacía que todo esto, junto, provocaran un estilo muy propio en la vida o trascendencia del mismo Goethe.

 

Tiempo después el escritor resumiría, un día, su ascendencia diciendo que había heredado de su padre "la estatura y la conducta austera, y de su madre el carácter fácil y la alegría de vivir". En todo caso, dirían sus biógrafos: él, hombre del norte, racionalista y práctico; ella, meridional, burguesa y piadosa, influirían poderosamente en la sintética personalidad del hijo.

 

 

Vida y personalidad

 

Se sabe que desde los primeros años de vida, Goethe manifestó tres características sobresalientes: el sentido de la belleza, la conciencia del propio valer y la fuerza de la imaginación. Y, junto a ellas, tres aptitudes precoces: el instinto pedagógico, el sentimiento religioso y la facultad de análisis.

 

Los temas apasionados de “vida” y “muerte” siempre estuvieron presentes en sus obras. Pareciese como si Goethe quisiera seguir viviendo, aún así si pudiese venderle su alma al diablo. La vida siempre fue para él lo más importante. El concepto de existencia siempre estuvo en su mente y su alma.

 

Su vida, en lo que se refiera a los primeros años, consistente en el desarrollo de todas esas cosas que ya estaban en él, de lo que era inmanente (lo que no cambia), transcurrió durante la infancia en el seno familiar, y se prolongó hasta los primeros años de su estancia de época de estudio en Leipzig.

 

La segunda etapa de su vida (si pudiéramos hablar de etapas), está enredada o nutrida de elementos ajenos, en especial los que le brindaron el encuentro y su amistad con Herder. Una tercera etapa, una nueva metamorfosis, en la que conoce a Wéimar. Una etapa, tal vez la más importante en que Goethe parece luchar consigo mismo, dominado por la idea de modelar su propio yo y transformarse en otro hombre.

 

 

Universidad y libros

 

Las cualidades de Goethe habrían de ser sorprendentes. Virtudes innatas que, sin embargo, sólo hallarían puerta, para salir y desenvolverse sin restricciones cuando pasara la etapa infantil. Goethe ya había dejado de ser niño, ya tampoco era un adolescente era un joven con sentimientos e instintos de hombre.

 

Goethe había sido enviado a la Universidad de Leipzig y, en vez de estudiar derecho, como pretendía su padre, en esta ciudad Goethe dejó correr el flujo de su caudalosa naturaleza. Fueron los primeros años en que el joven Wolfang hiciera sus primeros versos, sus primeros dibujos, sus primeras líneas.

 

Y no fueron simplemente estos dibujos, versos y líneas que más tarde le llevaran a la publicación del “Libro de Anita”), lo que le hicieran engrandecer su cúmulo de experiencias internas. Fueron también sus amores y desvaríos los que le hicieran enfermar de amor y de física condición humana si al cabo de casi tres años de estancia en Sajonia, una misteriosa enfermedad devuelve al joven Goethe a casa de su padre. Las siguientes etapas

 

El tiempo que siguió fue como, si dijéramos, un retiro espiritual en la vida del poeta. El fracaso de la primera salida al terreno de la libertad. Es en esta etapa en que Goethe empieza una nueva vida. En 1770 se traslada de Frankfurt a Estrasburgo donde obtiene su título de abogado.

 

Es en esta época en que Goethe alcanza, sobre todo, su formación familiar. Es aquí donde alcanza la disciplina del cuerpo. Empiezan también sus contactos con gente importante del campo de la literatura. Así mismo, empiezan sus amoríos con infinidad de bellas mujeres de aquella época.

 

 

Sus años de Leyes

 

Wolfang era ya un joven universitario de la carrera de abogacía. Un estudiante que había terminado, no sin dificultades la carrera de Leyes. Así, con su patente de jurista, una experiencia personal considerable y unas dotes de poeta reconocidas, Goethe puede volver a casa.

 

Por un momento parece inclinarse ante los deseos paternos y decidir ayudar a su padre en tareas propias de un jurisconsulto. Sin embargo, las letras le atraían más que los simples pleitos de un abogado cualquiera. Las carpetas escolares, más que apuntes de leyes, artículos o normas, contenían versos, poemas o cuentos. Goethe se iba definiendo.

 

 

Las obras de Goethe

 

Fueron varias las obras de Goethe. Tal vez no hayan sido muchas; pero, eso sí, todas fueron profundas. Así, entre sus tres principales obras podemos citar a “Werther”, “Urfrust”, “Meister” y, naturalmente, “Fausto”. En todas ellas habría de dejar algo de lo suyo, como suyas habían sido las experiencias de su vida.

 

En las obras de Goethe se plasman las experiencias de una vida intranquila, alejada de todo sosiego. Pareciese como si en sus personajes saliesen a relucir las figuras femeninas con las que él trabara relación, Federica, Cristina y Mariana). Pareciese también como si el eterno problema del gran Fausto (Goethe) estuviese siempre a la espera de la resolución del gran problema que es la vida humana.

 

 

El Fausto

 

La obra de Fausto es toda una serie de imágenes, pensamientos, recuerdos, diatribas, exhortos, pensamientos, sentimientos y nostalgias. Figuras importantes como Mefistófeles, el Doctor Fausto, Margarita, Los Faunos y Wagner.

 

Fausto es una obra compleja. A veces, difícil de leer, pero bella en su contenido. Llamadas de atención para el que gusta de reflexión; pérdida de tiempo para el que no ama la vida o no quiere hacer caso de ella.

 

Frases que llevan a una crítica y severa reflexión donde el lector es copartícipe de las decisiones que han de llevarse. Frases que le hacen a uno pensar e inquietarse aún más. Una obra de sentido, hasta casi religioso, donde la alternativa es morir o seguir viviendo: luchar o entregar el alma al diablo.

 

 

Los pensamientos de Fausto

 

Sería difícil tratar de explicar lo que Goethe haya querido decir en su obra, pero aquí transcribo lo más interesante:

 

El Director:

 

¿Cómo puedo hacer, pues, para que todo parezca nuevo, agrade e interese?

 

El Poeta:

 

Lo que brilla es obra de un momento: lo verdaderamente bello se pierde para la posteridad.

 

El Gracioso:

 

Ya sabéis que hay hombres dispuestos a la risa y otros al llanto, y por eso todos honran el esfuerzo del poeta; cada cual sonríe a su propia ilusión.

 

El Señor:

 

El hombre, en tanto sigue su camino terrestre, está dispuesto a extraviarse.

 

Fausto:

 

Dios, ¡cuán caro pagaré mi presuntuoso orgullo! Si he tenido fuerza para atraerte, en cambio, ¡me ha faltado fuerza para conservarte!

 

Siempre se necesita lo que uno ignora, y nunca podemos hacer uso de lo que sabemos.

 

No es raro que los hombres conviertan en ridículas las cosas que no pueden comprender.

 

 

Esta fue su obra

 

Estas fueron algunas de las frases que aparecen en Fausto, la principal obra de ese genio de la literatura alemana que fue Wolfang Goethe, quien muriera el 22 de marzo de 1832 en su nativa Alemania. Contaba con 83 años de edad.

  

 

Artículo aparecido en el periódico “El Porvenir” de Monterrey, México, el 18 de diciembre de 1989.

 


 

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