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Grandes Personajes

 

 

Sigmund Freud

 

Federico Ortíz-Moreno *

 

 

Personaje importante de la medicina y la psicología. Científico y literato, creador

del psicoanálisis. Hombre inteligente que hablara y escribiera sobre diversos temas

del inconsciente y de la mente. Hombre arquetipo y leyenda de la psicología. El fue:

Sigmund Freud.

 

 

 

 

El hombre y su inteligencia

 

Si por inteligente entendemos a aquel hombre que con su pensamiento logra influir en la conciencia y el actuar de los demás, habrá que decir que ha habido muchos hombres con estas características, sobre todo en el campo de la psicología.

 

Grandes han sido los pensadores, médicos, psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas que con sus estudios sobre la conducta humana han logrado influir grandemente en el proceso de cambio de las gentes que conforman los pueblos.  El centrar la atención sobre diversos problemas internos de las personas, de la gente o del ser humano, ha dado mucho de qué hablar en todos aspectos y en todos los tiempos.

 

La mente humana es grandísima, poderosa; la mayoría de las veces, inexplicable. El estudio del hombre por el hombre, sin embargo, siempre ha sido una de las tareas más arduas que el mismo individuo se ha propuesto y, no obstante, aún así, no se llega a comprender a sí mismo.

 

 

Personajes

 

Personajes ha habido muchos, hombres relacionados al campo de la medicina y la psicología, también. Son muchos los que se pudieran citar. Entre ellos estarían Adler, Jung, Otto Rank (su discípulo predilecto), Karen Horney, Allport, Carl Rogers, Fritz Perls, Erikson, Harry Stack Sullivan, Erick Fromm, Oscar Marcos, Moreno, Maslow, Kurt Lewin y, naturalmente Sigmund Freud.

 

Y es, sin lugar a dudas, Sigmund Freud, a quien se le considera el "Padre del Psicoanálisis" el que más influencia ha tenido sobre toda la psicología, llámesele contemporánea o no contemporánea. Sus estudios han sido la base de otros posteriores estudios y que sin ellos difícilmente el conocimiento hubiera avanzado tanto o tan rápido como se ha hecho hasta ahora.

 

 

Sigmund Freud

 

Sigmund Freud nació en 1856 en un pequeño pueblo de Moravia, ahora en Checoslovaquia, pero, en aquel entonces, situado en el Imperio Austro-Húngaro. Se le considera propio de Austria, aunque haya nacido en un pueblito que hoy sea Checoslovaquia, o de que sus últimos meses los haya pasado en Inglaterra, país al que se le asocia grandemente.

 

Acerca de su nacimiento y, para ser precisos, con las propias palabras de Freud: "Nací el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia, un pueblecito situado en lo que hoy es Checoslovaquia. Mis padres eran judíos, y yo mismo he seguido siendo un judío" - dice en An Autobiographical Study.

 

 

Sus primeros años

 

A los cuatro años Freud llega a Viena donde, posteriormente, estudia medicina hasta recibir su título en 1881. El ostracismo que como judío padeció en sus años de estudiante le ayudó más tarde a resistir las mofas del mundo, pues desde pequeño el joven Segismundo había aprendido a inmunizarse contra el desagrado de los demás.

 

Su nacimiento reviste especial importancia porque solamente pocos genios y científicos como Freud han destacado, revestido y tenido tanta influencia en la humanidad como la tuvo él. Sus estudios sobre "Psicología Profunda" son conocidos en todo el mundo, desde Argentina hasta Canadá; desde España y Portugal, hasta la Unión Soviética; desde Australia y Japón hasta Islandia, Groenlandia y Nueva Guinea.

 

 

La historia de un médico

 

La vieja Monarquía de los Habsburgo, con su mosaico de diferentes pueblos, razas, creencias y lenguas, planteó numerosos problemas y representó, ciertamente, el terreno más fecundo para el nacimiento de la llamada “Psicología Profunda”.

 

Viena era cuna de intelectuales. Freud era uno de ellos. Y, a pesar de que sus homólogos no aceptaron del todos sus tesis (dicen que nadie es profeta en su propia tierra), la verdad que su influencia fue bastante grande y lo sigue siendo hasta ahora.

 

 

Los estudios

 

Freud era médico. Como hemos visto, había comenzado sus estudios en Viena, doctorándose más tarde y dedicando gran parte de su tiempo, los primeros años de su carrera, a estudios e investigaciones fisiológicas, lo mismo que a estudios anatómicos del cerebro.

 

Los estudios que hiciera Freud nacieron de la observación clínica. La mayoría concuerda que fue el hombre enfermo, y no la literatura o la filosofía, lo que impulsó a Freud a investigar el mundo de la psique. Otros, en cambio, dicen, que Freud gustaba mucho de la literatura y su placer eran los libros, hacer anotaciones, el escribir relatos, cuentos, anécdotas, poemas, novelas e historia.

 

 

Primero Viena, luego Inglaterra

 

Freud estudió medicina en Viena, que fuera su hogar hasta 1938 cuando la anexión nazi con Austria le enviara a Londres al exilio, donde muriera, un año después, en 1939. Interesado principalmente en la fisiología del sistema nervioso, Freud fue un gran genio en muchísimos campos. Junto con Karl Koller, Freud descubrió el efecto de la cocaína como anestésico local.

 

Más tarde, en 1885, nuestro personaje iría a París a estudiar bajo la tutela de Charcot, quien estaba experimentando en ese entonces el uso de la hipnosis en casos de histeria. Posteriormente regresaría a Viena donde pondría en práctica el mismo método y la misma técnica.

 

 

Problemas, métodos, técnicas y estudios

 

Había comentado que Freud había estado interesado en estudios relacionados al cerebro. De hecho estaba llevando a cabo investigaciones en el Instituto de Anatomía Cerebral, que fue donde empezó a interesarse por lo que es propiamente la naturaleza de la mente humana.

 

No dura mucho tiempo en este sitio. Su creciente familia necesitaba más apoyo económico que el que le proporcionaba a él su puesto de asistente. Por lo tanto, abandona el Instituto y se dedica a la práctica privada, al ejercicio de la medicina por su propia cuenta.

 

 

Amistades

 

La amistad de Freud con Joseph Breur, el año que había pasado en Francia con Charcot estudiando técnicas de hipnosis, las cuales, de paso le habían parecido muy limitadas, y su regreso al lado de Breuer, con quien desarrolló conjuntamente una técnica catártica, basada en “confesarse”, fueron algunos de los pasos previos a su obra psicoanalítica.

 

De 1890 a 1900, Freud trabajaba solo. Se había separado de Breuer, quien no podía aceptar la insistencia de Sigmund en los factores sexuales al analizar a la gente histérica. Fueron años difíciles para Freud quien, de ribete, por haber mantenido firmemente sus creencias, fue eliminado también de la organización jerárquica médica de su tiempo. Fueron años solitarios, años difíciles; pero, la práctica privada le dio la autonomía suficiente, el poder y fuerza de espíritu requerido para apartarse del modo de pensar de los demás (de la gente de su época) y crear su propia escuela.

 

 

Los inicios

 

Su actividad de investigación científica le aportó en 1885 el nombramiento de Profesor en Neuropatología en la Universidad de Viena. Sin embargo, los estudios le hicieron ver al científico que ni la más intensa actividad, ni el más profundo estudio del cerebro, podrían contribuir a llegar a la comprensión de la neurosis.

 

Lo que más le interesaba al joven Segismundo (o Sigmund, su nombre correcto en su propio idioma) era precisamente la comprensión de la mente humana, la llamada “psique” (o “psiqué”, como dirían otros). Y era la actividad psíquica en la que Freud estaba interesado. Así, pues, abandona el “cuerpo” para dedicarse al “alma”; pasando de la medicina, en sentido estricto, al campo de la psicología.

 

 

Teorías y técnicas

 

Freud fue poco a poco, al paso del tiempo y de los años, elaborando sus propias teorías y técnicas para comprender, aunque fuera de cierto modo, el complejo problema de la mente humana. No todo fue descartando, pero sí muchas cosas fue modificando y haciendo suyas. Freud había aprendido de mucha gente, entre ellos Breuer, quien había notado que los síntomas histéricos podían ser removidos ayudando al paciente a recordar bajo hipnosis hechos o sucesos dolorosos.

 

Sin embargo, eventualmente, más tarde, descarta este método como técnica terapéutica debido a que: 1) no siempre era un tratamiento exitoso, 2) No todos los pacientes podían ser hipnotizados, y 3) El uso de la hipnosis hacía al paciente depender cada vez más de su hipnotista. Freud lo substituye por el método de “asociación libre”.

 

 

Teorías y pensamiento

 

Freud estaba decidido a ir más allá que los demás. Estudia todo tipo de conducta. Sus pacientes son los que le procuran todo tipo de información. El concepto de “energía” se había vuelto especialmente significativo en aquella época y Freud, al igual que los demás, se apresta a estudiarlo.

 

Inicia primeramente con el método de asociación libre, en que el paciente es instruido a decir todo lo que se le venga a la mente sin llevar a cabo ningún tipo de censura. En segundo término, Freud hace un extensivo estudio de los sueños, las fantasías, errores inconscientes, actos fallidos, el decir una palabra por otra, olvidos involuntarios, etc.

 

Freud sigue adelante. Empieza a investigar y hace un interesantísimo estudio e investigación sobre lo que él llama "transferencia" y "resistencia". También habló de “catexias” y “contracatexias”, que eran fuerzas (o energía) que impulsan al individuo a actuar ya sea hacia un lado o hacia otro, provocando siempre, con esto, una gran tensión.

 

La “transferencia” es el término aplicado a los fuertes deseos o sentimientos que surgen por parte del paciente hacia el terapeuta y que se asemejan o relacionan de cierto modo a aquellos sentimientos tenidos hacia personas importantes en el pasado del paciente.

 

La “resistencia” es el término aplicado a las dificultades que surgen durante el tratamiento cuando el paciente encuentra difícil seguir las instrucciones dadas por su médico y donde se dice que esta resistencia está ligada a los impulsos y sentimientos prohibidos que amenazan salir y desbordarse hasta hacerse conscientes en el individuo.

 

 

Las hipótesis de Freud

 

Fueron muchas las teorías e hipótesis que formuló Freud, que realmente es imposible, en un solo artículo mencionar todas ellas, o tan siquiera dar una breve explicación; sin embargo, para dar una leve pincelada de su obra, citaré sus cinco principales hipótesis sobre lo que él consideraba cómo estaba constituido, dijéramos así, el aparato mental del individuo. Estas cinco hipótesis eran: la topográfica, la estructural, la dinámica, la económica y la genética.

 

 

Hipótesis topográfica

 

Freud consideraba que los contenidos del aparato mental -imágenes, pensamientos y afectos- varían en cuanto a la facilidad en que estos pueden ser traídos a la memoria, o, en otras palabras, al consciente. Dividía el aparato en tres estratos. Uno era el llamado consciente; otro, el preconsciente; y, el tercero, el más profundo, el inconsciente.

 

 

Hipótesis estructural

 

Freud estimaba que el aparato mental estaba separado en tres niveles horizontales o en tres estratos arreglados conforme o de acuerdo a la accesibilidad de sus contenidos al nivel de la conciencia o de “darse cuenta”. Así, según Freud, en esta estructura se encontraba el id (o el ello), íntimamente relacionado al cuerpo, y que actuaba de acuerdo al principio primario de gratificación inmediata o “principio del placer”.

 

Otro de sus componentes era el ego (o yo); quien es el ejecutor de la personalidad, el que media entre las demandas del id (ello), superego (superyó) y el ambiente. El ego (o yo) opera de acuerdo al proceso secundario o "principio de realidad".

 

El tercer componente es el superego (o superyó), que es el lugar o sitio donde están alojadas las figuras de autoridad, los valores y las normas. Uno es el “yo ideal”, los valores e ideales positivos aprendidos de los padres; y el otro es la “conciencia”, la terrible conciencia, aquel conjunto de valores negativos y prohibiciones de los padres que están sumergidos, principalmente en el inconsciente.

 

 

Hipótesis dinámica

 

La hipótesis dinámica habla de las fuerzas dinámicas instintivas y contrainstintivas, sobre la energía psíquica que actúa sobre un objeto o nos fuerza hacia una acción o a la evitación de dicha acción. Es, esta, en esta hipótesis dinámica, donde Freud nos habla sobre los llamados “mecanismos de defensa” que son fuerzas contrainstintivas que tratan de frenar un impulso y mantenerlo bajo control.

 

Mecanismos, entre ellos, el de supresión (más bien no un mecanismo, pero algo parecido, citado para diferenciarlo al mecanismo de represión), represión, desplazamiento, reacción-formación, proyección, regresión, negación, racionalización, identificación, sublimación y otros. Mecanismos que detallara más ampliamente su hija Ana Freud.

 

 

Hipótesis económica

 

En esta hipótesis Freud nos habla acerca de que dentro de nuestro organismo existe solamente cierta cantidad de energía psíquica a nuestra disposición y, que, la distribución de esta misma energía determina cual de los impulsos en cuestión gana, si los impulsos positivos o los negativos. Impulsos que él llama “catexias” y “contracatexias”.

 

 

Hipótesis genética

 

El término genético tal y como se utiliza en el modelo psicoanalítico, no tiene nada que ver con el estudio de la herencia o el proceso hereditario. Aquí, más bien, se trata de etapas de la vida por las que el individuo va pasando.

 

Según Freud, cada persona pasa, desde el momento de su nacimiento hasta su etapa adulta por una serie de fases que son de gran impacto para su vida posterior. Y, el entender estas fases o etapas, son de gran importancia para la comprensión de la conducta del individuo. Es así como Freud distingue cinco etapas: oral, anal, fálica, latencia y genital.

 

En la oral, etapa que va desde el momento de nacimiento hasta el año, año y medio de vida, el mayor o mejor medio de placer es la boca. Todo se va conociendo por medio de la boca, el chupar, el morder, el beber. La fase anal, que va del año y medio a los tres años las funciones excretoras pueden ser un medio importante de gratificación. El control de esfínteres, la limpieza, el orden y la rigidez pueden estar ligados a esta etapa.

 

La etapa fálica, que va aproximadamente de los 3 a los 7 años, es cuando el niño se da perfectamente cuenta de sus diferencias sexuales. Empieza su identidad sexual. Es cuando surge el famoso "Complejo de Edipo", donde el niño siente atracción hacia su madre y rechazo u odio hacia su padre; o bien, la niña siente los mismos impulsos, pero en forma inversa: amor hacia su padre y odio o rechazo hacia su madre.

 

Por último, la etapa genital, que no es otra mas que la fase adulta, aquella que consiste de tres subfases: la pubertad, la adolescencia y la adultez. Etapa en que se incrementa el deseo sexual y la fuente primaria de gratificación sexual está centrada en los genitales y en las personas del sexo opuesto.

 

 

Los estudios y la obra de Freud

 

Freud llevó a cabo grandes estudios, No solamente en el plano sexual o pansexualista se le conoce. Hizo, en verdad, importantes aportaciones en otros campos como son los sueños, el chiste, los errores, los “lapsus lingue”, los olvidos y muchos otros temas, en realidad, de gran interés.

 

Su obra fue fecunda. Estudio culturas, estudió razas, estudió el problema de la religión. En 1900 publicó su famosa y formidable obra “La Interpretación de los Sueños”. Un año después, en 1901, saldría a la venta, otra de sus grandes obras, “Psicopatología de la vida cotidiana”. En 1905 publicaría un libro titulado “La broma y su relación con el inconsciente”.

 

 

El gran Freud

 

Fundó importantes asociaciones. A él se le debe mucho de lo que hoy es la psicología. Considerado el “Padre del Psicoanálisis”, Sigmund Freud fue un hombre serio, callado y taciturno. Un hombre muy inteligente que dejara grandes obras, grandes aportaciones.

 

No fue como la mayoría de merolicos psiquiatras y psicoanalistas que hay aquí en Monterrey que se jactan de conocer de todo cuando en realidad no saben de nada. Freud fue un hombre profundo. El sí era psicoanalista, no como muchos, en nuestra ciudad, que se autonombran psicoanalistas.

 

Freud fue un hombre capaz, sereno e inteligente. Sabía lo que hacía. Vivió los últimos meses de su vida en Londres, a lado de su hija Ana; Anna Freud, una linda persona que a su avanzada edad (más de 80 años), siguiendo los mismos pasos que su padre, aún dictara conferencias y que, en una de sus últimas apariciones, en el XXIX Congreso de la Asociación Internacional de Psicoanálisis, me hiciera el honroso favor de autografiarme una de sus obras.

 

Fue Anna, quien me dijera, en una conversación que tuviera con ella, que no siempre la interpretación que viene del psicoanalista es la mejor; algo que, al parecer, los hedonistas médicos del psicoanálisis en Monterrey no quieren reconocer. Pero, Ana Freud y su padre fueron otra cosa. Ellos sí tuvieron altura, ellos sí tuvieron la humildad de reconocer errores...

 

El final de Freud: su muerte Nuestro personaje había hecho grandes logros. Algunas de sus teorías las rechazaba; otras más, las modificaba. Siempre constante, siempre atento a todo proceso y cambio, Freud, el hombre del diván, mantenía contacto con muchos colegas. Eran verdaderos genios de aquellos tiempos.

 

Hizo algunos viajes por Estados Unidos. Escribió numerosas, obras, artículos y tratados. Sus obras principales se concentran en más de veinticinco volúmenes. Pero Freud, no solo fue médico, psicólogo, psiquiatra, hipnólogo o psicoanalista. También le gustaba escribir poemas, novelas, cuentos y algo de historia.

 

En mil novecientos treinta y tantos, Freud obtuvo y ganó el Premio Goethe de Literatura por su estilo extraordinario puro y claro de sus obras. Estas obras, escritas en alemán, sería fabuloso verlas traducidas al español, o, al menos al francés o al inglés. Me refiero a su colección privada de cuentos, apuntes y ensayos. Ojalá alguien lo intente y lo haga.

 

Pero Freud no siempre podría quedarse aquí entre nosotros. A mediados de los años veinte, Freud empezó a sufrir un cáncer progresivo en la garganta. En sus últimos años padeció considerablemente, pero jamás se quejó. Así, tras una larga y penosa enfermedad, consecuencia de un carcinoma, Sigmundo Freud (Sigmund Freud) murió el 23 de septiembre de 1939, en la calle Marsfield Gardens, número 20, de Londres Inglaterra.

 

Era la casa de Ana, su hija Anna Freud; aquella a quien yo viera bajar las escaleras, dirigirse al teléfono, dialogar con alguien y luego pedir un taxi. Había sido también la casa de Freud, su padre, Sigmund Freud; aquella casa a donde yo había acudido (esto, en 1985) a platicar con otra persona sin saber que allí mismo vivía la familia de Sigmund Freud.

 

 

Artículo aparecido en el periódico “El Porvenir” de Monterrey, México, el 4 de diciembre de 1989.

 


 

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