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Grandes Personajes

 

 

Porfirio Díaz

 

Federico Ortíz-Moreno *

 

 

Personaje clave en nuestra historia. Hombre de talento que dirigiera los destinos

de México.  Considerado a veces un gran presidente; otras, un dictador, su nombre

siempre ha destacado en letras grandes y letras de oro. Él fue: Porfirio Díaz.

 

 

 

 

 

Los grandes personajes

 

No cabe duda que los grandes hombres tienen sus fieles seguidores, así como sus numerosos detractores. El nombre de Porfirio Díaz, muchas veces “quemado” o prohibido por nuestros gobernantes, parece ir tomando su propio peso y cauce en este rió que es la historia.

 

Fueron tiempos difíciles aquellos en que se tenía que gobernar con mano de hierro, como tal vez deba hacerse ahora. Los fuegos y las muertes, las vejaciones y las infamias estaban a la orden del día. Alguien tenía que hacerles frente y ese hombre era Porfirio Díaz.

 

Todo mundo ama la democracia. A menos eso es lo que nos han tratado de enseñar. Claro, para llegar a ella es necesario dar una serie de pasos y tener mano firme para que las leyes se cumplan y se hagan respetar. Lo que en ocasiones se ve como una afrenta, tal vez no la sea, si tomamos en cuenta que muchas veces es necesario la fuerza para domar los impulsos de los hombres que sólo quieren el desorden, la corrupción, el robo y la violencia.

 

Si antes fue criticado, tachado de dictador, ahora los propios gobernantes hablan de él. Y no creo que sea por adecuamiento o tratar de tener una similitud en cuanto a sus años en el poder. Se trata de reconocer que la figura de Porfirio Díaz fue grande, así como grande fueron sus obras dejadas a los mexicanos.

 

Porfirio Díaz hizo grande a México. Durante su mandato el nombre de nuestro país llegó a todas partes. La economía se fortaleció, la industria se hizo más rica y más próspera. De que hubiera fallas, las hubo. Pero ¿quién no tiene fallas cuando se está ante miles de ojos y bocas sedientas de crítica?

 

 

Sus primeros años

 

José de la Cruz Porfirio Díaz (ese fue su nombre) nace en un muy patriótico día, un 15 de septiembre de 1830. La suerte no estaba de su lado. Desde muy pequeño queda huérfano de padre, motivo por el cual tiene que ganarse la vida en muy diversas tareas y labores.

 

Su familia era pobre, bastante pobre. Porfirio tiene que trabajar para ayudar a su madre y sus hermanos. No pasa mucho tiempo cuando un tío suyo, que era sacerdote, le ayuda a ingresar en el seminario como alumno externo para seguir la carrera religiosa.

 

 

Los estudios

 

Pasaron algunos años. Porfirio sigue asistiendo al seminario; pero, aconsejado por un abogado liberal, de nombre Marcos Pérez, amigo del gobernador del estado, Don Benito Juárez, el joven Díaz abandona el seminario para entrar al Instituto de Ciencias y Artes del Estado, donde cursa la carrera de leyes, aunque sin llegar a graduarse.

 

Díaz es un joven aplicado, pero cosas de la vida le impiden terminar sus estudios. En 1847, siendo alumno del Instituto, se presenta, junto con otros dos compañeros, al gobierno del estado para ser alistado en las milicias como voluntario y marchar a la guerra contra los americanos.

 

Su misión no se cumple. A pesar de que se le asigna a un batallón, donde hacen el aprendizaje del manejo de armas y el desempeño de los servicios en la plaza, Porfirio Díaz se queda en el cuartel. Ya nadie sale a campaña, pues el conflicto había terminado.

 

 

Santa Anna vuelve al poder

 

Santa Anna, otro de los "grandes" hombres o nefastos criminales de nuestra historia, había vuelto al poder. Santa Anna ya había sido presidente de la República en seis ocasiones; ahora iba por su séptimo turno. Volvía al poder de acuerdo al Plan del Hospicio.

 

Santa Anna, como se recordará, fue uno de los hombres que al igual que Juárez y Porfirio Díaz se reeligiera, por decirlo así, "cientos de veces", con la diferencia de que pocos guardan gratos recuerdos de Santa Anna, quien fuera presidente en nueve ocasiones, siete en forma directa y dos más, en forma indirecta.

 

 

Contra Santa Anna

 

La gente no estaba de acuerdo con Santa Anna, pero él estaba ahí con poderes supremos, omnímodos, bestiales, dictatoriales... En Oaxaca el gobernador del estado y el director del Instituto, que eran santannistas, llevaron a cabo por órdenes del gobierno, una votación directa, en una simple lista.

 

Díaz dio su voto a favor de Su Excelencia, el señor general Juan Álvarez; pero, como Santa Anna había "ganado", Porfirio tiene que salir huyendo, para refugiarse en la sierra donde permanece levantado en armas hasta el triunfo de la revolución.

 

 

Carrera y nombramientos

 

En 1855 Díaz fue nombrado jefe político del municipio de Ixtlán. Era muy aficionado a la milicia y después de servir un año como jefe político, entró al servicio activo del ejército con el grado de capitán de granaderos, adscrito a la Guardia Nacional de Oaxaca.

El 15 de mayo toma dicha plaza, que estaba en manos de los conservadores; en premio, el presidente Juárez lo asciende a coronel efectivo. Posteriormente es elegido diputado al congreso de la Unión por el distrito oaxaqueño de Ocotlán.

 

Díaz había luchado activamente en el sur del país contra los invasores, durante el período de la Invasión Francesa. Es herido en la campaña contra los reaccionarios. La lesión es en la región ilíaca, en la pelvis, lo que le da a Porfirio muchas molestias durante un largo período.

 

Su intervención en la batalla del 5 de mayo de 1862 y en la heroica defensa de puebla en 1863, le lleva a ser considerado un hombre valiente. No obstante caer prisionero, Díaz logra escapar. Se presenta a Juárez, en Querétaro, de donde sale para encargarse de las operaciones en los estados del sureste.

 

 

Al triunfo de la República

 

Al triunfo de la República, Benito Juárez propuso su reelección en la presidencia, lo cual obtuvo fácilmente. Esto incomodó a Díaz quien expresó su descontento, pasando a vivir a su hacienda de La Noria, en Oaxaca, donde después de solicitar su retiro definitivo, decidió dedicarse a la agricultura, aunque sin abandonar jamás la política.

 

La declaratoria del Congreso que nombra como presidente a Juárez es considerada como un fraude. Los generales Donato Guerra, Juan Méndez y Jerónimo Treviño se levantan en armas, reconociendo como jefe de la rebelión al general Porfirio Díaz, quien proclamó el Plan de La Noria el 8 de noviembre de 1871, y en el que se proponía la suspensión del orden constitucional, nombrar un presidente provisional y que el Congreso revisara la Constitución.

 

 

A la muerte de Juárez

 

Los años habían pasado. Juárez había muerto. México había recibido la noticia sobre su muerte. Era el 18 de julio de 1872. La guerra civil había cesado momentáneamente, puesto que había desaparecido la causa de ella. Fallecido el licenciado Benito Juárez, entra a ejercer la presidencia, el titular de la Suprema Corte, el licenciado don Sebastián Lerdo de Tejada.

 

Este mismo año se celebran elecciones y resulta electo presidente el mismo licenciado Lerdo de Tejada, para el cuatrienio 1872-1876. El país, o al menos, mucha gente, no está conforme, y por eso, al acercarse el fin del período constitucional, como sus partidarios quisieran reelegirlo, los porfiristas comienzan a levantarse en armas.

 

 

El Plan de Tuxtepec

 

Era mediados de 1875. El general Díaz sale a la frontera norte a preparar la rebelión armada. El jefe político de Tuxtepec y varios jefes militares se pronuncian contra el gobernador de Oaxaca, proclamando un plan en el que se hacía una larga y detallada serie de cargos en contra del gobierno de Lerdo de Tejada, desconociéndole como presidente.

 

Se reconocían como mandatos supremos la Constitución del 57 y las Leyes de Reforma; y, como jefe del movimiento, al general Porfirio Díaz, quien se había establecido en Brownsville, Texas, donde preparaba la rebelión ayudado por el general Manuel González.

 

Díaz enarbola el Plan de Tuxtepec, que pregona la no-reelección, motivo por el cual, al terminar su período, en 1880, entrega el poder al general Manuel González. Sin embargo, nada le impedía ser reelecto para el siguiente término 1884-1888.

 

Don Porfirio promueve su candidatura y vuelve al poder. Se restituye el texto constitucional a su forma original que nada decía de la reelección (siendo que él mismo había criticado y combatido esta postura, la de reelegirse0, y no abandona la presidencia sino hasta 26 años más tarde, en que tuvo que renunciar ante la revolución acaudillada por Madero, otro bueno para nada.

 

 

Algunos otros datos

 

A veces es triste ver nuestra historia, tan llena de corrupción y malos manejos. A mediados de 1876, Díaz había cruzado la frontera, publicando un manifiesto en un lugar del estado de Tamaulipas conocido como Palo Blanco.

 

Aquí, en este documento, hace reformas al Plan de Tuxtepec. Admite como leyes supremas la Constitución del '57 y las Leyes de Reforma, se suprime el Senado, se proclama el principio de la no-reelección y se desconoce al gobierno de Lerdo de Tejada, depositándose interinamente el poder en el presidente de la Suprema Corte si éste aceptaba el plan, o en el jefe del movimiento armado, en caso de negativa de aquél.

El presidente Lerdo lleva a cabo elecciones y a fin de ganar él, hace trampa; es decir, tal y como sigue ocurriendo, recurre al fraude. Por lo tanto, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, licenciado José María Iglesias, desconoce a Lerdo y se autoproclama presidente de la República, estableciendo su gobierno en Salamanca, Guanajuato.

 

 

Llega Díaz

 

Vienen luego luchas, pleitos y batallas. La gente del plan de Tuxtepec triunfa. El general Manuel González ayuda en todo esto. El general Díaz entra victorioso a Puebla el 19 de noviembre. Lerdo decide salir del país muy disgustado, principalmente con el licenciado Iglesias quien le "robara" el puesto. Lerdo de Tejada y Mariano Escobedo (otro de nuestros "héroes"), fiel correligionario de Lerdo, salen rumbo a Tlalpan y de ahí a Chilpancingo para embarcar en Acapulco e ir a radicar con unos cuantos milloncitos a San Diego, California. Luego irían a vivir, en definitiva, a Nueva York.

 

Salvadas todas estas circunstancias, Díaz no tiene a nadie enfrente. Se dirige a la capital y hace su entrada triunfal a la Ciudad de México el 28 de noviembre de 1876, siendo aclamado por el pueblo que deseaba con ansia a una persona nueva en el gobierno, alguien que les diera fuerza, fortaleza, seguridad, protección y garantías y tranquilidad para el porvenir.

 

 

El gobierno de Díaz

 

Habría unos obstáculos que salvar. Iglesias seguía levantado en armas, motivo por el cual Díaz lo manda callar. Se dirige primeramente a Guadalajara, ciudad en la que permanece por espacio de una semana, para de ahí trasladarse a la capital, y recibir, provisionalmente, el poder ejecutivo, el 11 de febrero de 1877.

 

Hecho esto, Díaz empieza a reorganizar la administración pública y a emitir la convocatoria para la elección de los poderes. Hechas las elecciones, el Congreso, mandado por él, le declara presidente Constitucional de la República. El general Porfirio Díaz toma protesta y posesión de su cargo el 5 de mayo de 1877 y que terminaría el 30 de noviembre de 1880.

 

 

Díaz y su mandato

 

Hubo ciertos levantamientos, pero todos se lograron sofocar con bastante éxito. Por lo que toca a la administración del general Díaz, en septiembre de 1880 su gobierno otorga concesiones a las compañías del Ferrocarril Central Mexicano y del Nacional Mexicano, para construir líneas que atravesaran todo el territorio nacional.

 

Este mismo año, 1880, se inicia la lucha electoral. Se postula para la presidencia el general Manuel González, el licenciado Ignacio L. Vallarta, el general Trinidad García y el licenciado Manuel María Zamacona. Nunca antes había habido tantos candidatos. El triunfante es don Manuel González.

 

Durante este período, ya para concluir el régimen de Díaz, se reanudan las relaciones con Francia. Más tarde, a fines de este año, efectuadas las elecciones, el Congreso declara presidente de la República al general don Manuel González, quien toma posesión de su cargo el 1° de diciembre de 1880.

 

 

Nuevamente Díaz

 

Al terminar su período el general Manuel González, don Porfirio Díaz vuelve al poder. Inicia una política de conciliación con los antiguos lerdistas. Forma su gabinete con Ignacio Mariscal, en Relaciones Exteriores; Manuel Romero Rubio, en Gobernación; Manuel Dublán, en Hacienda; Carlos Pacheco, en Fomento; Joaquín Baranda, en Justicia y Pedro Hinojosa, en Guerra y Marina.

 

Nuevamente hubieron sublevaciones; pero, por la buena o por la mala, éstas fueron acalladas. Más tarde, próximo a terminar el segundo período del general Díaz, un grupo político llamado Círculo Porfirista promovió la propaganda para que éste continuara en el poder, logrando que el Congreso hiciera una nueva reforma a la Constitución de 1857, para permitir una sola vez la reelección presidencial.

 

Ahí quedaba destruido el principio propuesto por el propio Díaz en el Plan de Tuxtepec y reformado en Palo Blanco. El general Díaz pronto sería reelecto para un tercer período presidencial, protesta de ley que rindiera el 1° de diciembre de 1888, para terminar su gestión en 1892. Es durante este período se llevó a cabo el primer Congreso Nacional de Instrucción Pública, para unificar la enseñanza en toda la República. Se puso en vigor, además, el Código de Comercio y la Ley de la Minería.

 

 

Porfirio y sus reelecciones

 

Para permitir la reelección indefinida, la Constitución de Díaz (no la de México) fue modificada una vez más anulándose por completo el principio de la no reelección. Por tal motivo, el 1° de diciembre de 1892 dio inicio su cuarto período presidencial, que debía concluir en 1896.

 

Es en este período en que se deja sentir una fuerte crisis económica producida por la pérdida de las cosechas, la depreciación de la plata en el mercado mundial y el alto tipo de cambio en el mercado extranjero. Empero, el gobierno logra dominar la situación, gracias al nuevo ministro de Hacienda y Finanzas, don José Limantour.

 

 

Nuevos períodos

 

El 1° de diciembre de 1896 se consuma la cuarta reelección del general Díaz, para encaminarse a una quinta vuelta, gestión que debía terminar en 1900. Limantour, el genio de las finanzas, estaba en el nuevo gabinete. Había logrado la conversión de la deuda pública, pagadera en oro, sustituyéndola por otra con un interés menor, al 6 por ciento. Aparte, había obtenido de Alemania un nuevo empréstito, liquido la deuda y terminó de pagar en cinco años.

 

Al terminar el quinto período el general Díaz trató de separarse de la Presidencia, dejando en su lugar a Limantour y al general Bernardo Reyes. Los enemigos de Limantour hicieron notar su origen extranjero. En cuanto a Reyes, le dijeron a Díaz, que éste era su enemigo, un enemigo ambicioso y personalista.

 

Entonces Díaz hizo que Reyes dejara el Ministerio de Guerra para volver al gobierno de Nuevo León de donde había salido y en donde se había venido desempeñando. Es entonces, cuando ya enfermo de ansia y de poder y con una tremenda falta de visión el general Díaz resuelve no separarse de la Presidencia y consuma otra reelección, en 1900.

 

 

Sublevaciones

 

La paz era aparente. La tranquilidad era ficticia. Existen sublevaciones, pero Díaz manda fusilar a todos aquellos que intenten levantarse. La oposición a la letra impresa es reprimida con energía y sin miramientos. Los directores de los periódicos de oposición son hostilizados, puestos en prisión o asesinados.

 

 

Obras y gobierno

 

Se continuó con la obra de los ferrocarriles de ir extendiendo líneas en diversas partes del país. En cuanto a materia educativa, aunque no muy grande, se tuvieron buenos resultados. Se fundaron escuelas normales, se creó la Secretaría de Instrucción Pública (luego Secretaría de Educación Pública), bajo la dirección de don Justo Sierra.

Se reorganizó la Universidad Nacional. Se llegaron a tener unas 12,000 escuelas primarias, de gobierno y particulares. La obra más importante del porfirismo fue la red ferrocarrilera, que de 578 kilómetros existentes, pasó a ser, en mayo de 1911 de más de 20,000 kilómetros.

 

Con una serie de atinadas medidas administrativas, el ministro Limantour logró realizar grandes obras, tanto en la República como en la Ciudad de México: se construyó el canal de desagüe, el Hospital General, el Teatro Nacional, el Palacio de Correos y el de Telégrafos, el Palacio Legislativo, el Monumento a la Revolución, se hicieron escuelas, se dio impulso para la electrificación del país y se construyó la Presa Necaxa, la que en aquél tiempo era la presa más grande del mundo.

 

 

“Los buenos deseos”

 

En 1903 vuelve a reformarse la Constitución. Esta vez para alargar el período presidencial a seis años. La modificación se hace y el general Díaz es reelecto por sexta vez. En 1908 concede una entrevista al periodista James Creelman y en la conversación le hace saber que está decidido a retirarse del poder y que veía con agrado la formación de partidos políticos de oposición que tomaran parte en las elecciones de 1910. La gente le cree, pero es obvio, todo esto eran mentiras. (Mentiras que vemos aún en nuestros días)

 

 

Francisco I. Madero

 

Se forman nuevos partidos. Se llama al pueblo ejercer sus derechos, cambiar el régimen de dictadura por el Imperio de la Constitución. Exigían la reforma al sistema electoral, la libertad de prensa, el fomento a la educación pública y el respeto al municipio libre. A principios de 1909 se forma un partido anti-reeleccionista, que postulaba el principio de Sufragio Efectivo, No Reelección. Firmaban el manifiesto de dicho partido, entre otros, Francisco I. Madero, Emilio Vázquez Gómez y Filomeno Mata.

 

Mientras tanto, se lleva a cabo con grandes festejos la celebración del primero centenario de la Independencia. El 27 de septiembre de 1910, el Congreso, nuevamente vendido, declara reelectos a Porfirio Díaz y a Ramón Corral, y el 1° de diciembre toman posesión de sus respectivos cargos. Pero el descontento es general. Huele a violencia, a una nueva revolución.

 

 

Cae Porfirio Díaz

 

Madero había sido hecho preso en Monterrey y remitido a San Luis, de donde escapó hacia Estados Unidos. Ahí proclamaría el famoso Plan de San Luis, en el cual desconocía al gobierno de Díaz e invitaba al pueblo a la rebelión a partir del domingo 20 de noviembre.

 

La rebelión iniciada en Chihuahua y secundada en diversas plazas tomó su fuerza. El 21 de mayo se firman los tratados de paz por los que el general Díaz y el vicepresidente Ramón Corral renunciaban a sus cargos. El 31 de mayo, el general Porfirio Díaz embarca para Europa en el vapor alemán “Ipiranga”, acompañado de su familia y otras personas. Va a residir a Paris, donde muere el 2 de julio de 1915 a la edad de 84 años. Él fue: Porfirio Díaz.

  

 

Artículo aparecido en el periódico “El Porvenir” de Monterrey, México, el 16 de octubre de 1989.

 


 

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