Ven a mi mundo

 

Grandes Personajes

 

 

Nicolae Ceausescu

 

Federico Ortíz-Moreno *

 

 

Dictador rumano que cobrara notoriedad en nuestros días. Príncipe de Valaquia,

Moldavia y Transilvania, tierra de viento y de misterio del legendario Conde Drácula.

Hombre que queriendo imitar a su antepasado quisiese haber seguido su tradición

extrayendo la sangre de ese sufrido pueblo de Rumania. Tirano despreciable,

usurpador de bienes y riquezas de un pueblo que no tenía nada mas que su sangre.

Hombre enemigo de libertad. El fue: Nicolae Ceausescu.

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Los tiranos

 

Los tiranos están destinados a morir. Lo que un día hicieron con saña, ira y crueldad, alguna vez se voltearán las cosas para cobrar venganza por lo que una vez se hizo. Tal es el caso de este controvertido personaje que hubiese cobrado notoriedad en nuestros días a causa de los desórdenes habidos en Rumania, un pueblo maravilloso que siempre ha anhelado la libertad.

 

La historia de los hombres a veces es difícil de contar. Sus múltiples cambios, sus pasiones, sus deseos de poder, el orgullo y la soberbia hacen que el corazón de un hombre, que tal vez, en un principio, quiso el bien para su país, se vuelva un personaje aborrecido por su pueblo que no ve mas que pobrezas, insultos, vejaciones y muerte.

 

 

Nicolae Ceausescu

 

Nicolae Ceausescu nació el 26 de enero de 1918 en la pequeña aldea de Scornicesti, departamento de Olt, siendo el tercero de diez hijos de una familia de campesinos. Fue una vida pesada la que viviera el pequeño Nicolae que siempre estuviera ayudando, a veces a regañadientes, a su familia, en las labores del campo.

 

Pronto, las cosas cambiarían. A los once años de edad se traslada a Bucarest, la capital de Rumania, comenzando a trabajar en diversos talleres y fábricas de esta importante ciudad. Ese ahí mismo donde comienza sus estudios. Siendo un alumno, más o menos destacado, el pequeño Nicolae (Niko, como le llamaban) empieza a abrirse campo por el mundo.

 

 

Sus años de juventud

 

En 1933 ingresó a la Unión de la Juventud Comunista de Rumania y ese mismo año se hace miembro del Partido Comunista de ese mismo país. Sus actividades revolucionarias, patrióticas y antifacistas son motivo de repetidos arrestos lo mismo que de encarcelamientos.

 

Ceausescu era un joven temperamental. Terco y decidido a todo, sus problemas con la ley le hacen ser encarcelado en diversas ocasiones. Es así como entre los años 1936 a 1938 estuvo preso en Brasov, así como en la cárcel de Doftana; lo mismo que en 1940, en otras prisiones, donde perecieron numerosos compatriotas.

 

 

Un líder nato

 

Ceausescu fue siempre un líder nato. Le nacía el ser líder. Le gustaba mandar, aún de que para esto tuviese que pisotear a los demás. Las cárceles le enseñaron mucho, tal vez de ahí su celo o deseo de venganza contra muchos de los líderes que habían sido sus antiguos jefes y compañeros.  Se sabe que al salir de la cárcel participa en una manifestación popular en Bucarest. Era el 1 de mayo de 1939. La marcha era a favor y en defensa de la independencia rumana contra la invasión hitleriana. Su arrojo, entrega y carisma le hacen ir ganando posiciones dentro de su partido que más tarde lo llevaría al poder.

 

 

Ceasuescu en el partido

 

Es en las primeras elecciones organizadas después de la proclamación de la República, el 30 de diciembre de 1947 (de esto hace más de 42 años), en que Ceausescu es elegido diputado a la Gran Asamblea Nacional, organismo supremo del poder estatal. Casi 20 años después, encabeza una Comisión para la elaboración de una nueva Constitución de la República Socialista de Rumania, documento adoptado por la Gran Asamblea Nacional el 20 de agosto de 1965.

 

 

De diputado a Presidente

 

La fama de Ceausescu estaba bien ganada. Había trabajado bastante. Pero, las ansias del poder ya se veían reflejadas en su rostro. No obstante, así, logra convencer a países superdesarrollados, coquetearles, recibir ayuda y hasta reconocimiento a su labor.

 

Durante el IX Congreso de su partido, celebrado ese mismo año de 1965, es electo Secretario General del Partido Comunista Rumano, lo que marca un momento histórico en el desarrollo de su patria. Es el inicio de un cambio radical en el desarrollo económico y social de su país.

 

En diciembre de 1967 es nombrado Presidente del Consejo del Estado de la República Socialista de Rumania y el 28 de marzo de 1974, la Gran Asamblea le confía la presidencia de la República. La historia estaba dada. Un nuevo líder se había consolidado. Su propio país (más bien su gabinete) le condecoraría, otros más seguirían el mismo camino, el de la farsa.

 

 

Cargos, puestos, línea y pensamiento

 

Militante, en aquel tiempo, del ilegal partido comunista, conoció la prisión y la clandestinidad durante el régimen facista del general Antunescu. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo prisionero en varios campos de concentración, entre ellos el de Titgu-Jiu. Tras su liberación en agosto de 1944 fue Secretario de la Juventud Comunista y Suplente del Comité Central (1945).

 

Fue Viceministro de las Fuerzas Armadas y de Agricultura tras el establecimiento del régimen comunista. Secretario del Comité Central en 1954, entró al Politburó en 1955. Cuando reemplazó a Gheorghiu-Dej (marzo de 1965) como Secretario del Partido Comunista, siguió una política de afirmación nacional, propiciando una diplomacia independiente y mostrándose neutral en el conflicto Moscú-Pekín, lo que le plantó frecuentes problemas con el Kremlin.

 

Además de Secretario General del Partido Comunista fue elegido Presidente del Consejo de Estado (Jefe de Estado) en diciembre de 1967. Condenó la invasión soviética a Checoslovaquia (Estados Unidos le aplaudió) y defendió la desaparición de los bloques militares, pero en el interior (en su país) mantuvo una política de estricta ortodoxia comunista, con represión salvaje a cualquier tipo de disidencia. En 1974, al crearse el cargo de la Presidencia de la República, Ceausescu fue designado para ocupar dicho puesto.

 

 

Todos hablaban bien de él

 

Es curioso señalar cómo la historia tiene sus cambios y virajes tan trascendentales. Los que una vez son buenos, se convierten en malos; los que fueron malos, se transforman en buenos. Es como el teatro del absurdo del buen amigo rumano-francés, Eugène Ionesco, donde a veces las verdades juegan y saltan tanto que parecen haber enloquecido. Si en un principio se hablaba bien de Ceausescu, todo después cambiaría. Al mismo tiempo que ocupara diversos cargos políticos de alta responsabilidad como son: Presidente del Frente de la Democracia y la Unión Socialista; Presidente del Consejo Supremo de Desarrollo Económico y Social; Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas; y otros más, se le confirió en tres ocasiones (me imagino que él mismo lo haya pedido), el título de “Héroe de la República” que es la más alta distinción a la que puede aspirar un rumano.

 

Y las condecoraciones y reconocimientos continúan: también es condecorado en múltiples ocasiones, distinguiéndosele Doctor Honoris Causa por diversas instituciones académicas y universitarias, tanto nacionales como internacionales. Para no ir muy lejos tuvo el reconocimiento del gobierno británico como uno de los mejores hombres, dándole el título de caballero, y no hace mucho tiempo que el propio de gobierno de Estados Unidos aplaudió la decisión del gobierno rumano de enviar una representación deportiva a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, cuando la Unión Soviética había boicoteado los Juegos. Acto seguido Estados Unidos envió ayuda económica al gobierno de Ceausescu, ayuda que quién sabe si llegase, por la mala fama que ya para entonces empezaba y tenía el dictador rumano.

 

 

El pensamiento de Ceausescu

 

Una cosa es el pensar y otra el actuar. Y esto va a todos por igual. Llaméeseles rusos, americanos, mexicanos, checos, franceses o cubanos. Una cosa era la “línea de pensamiento” que Ceausescu daba a conocer y otra su forma de actuar. Supuestamente su ideal político era la libertad y el desarme, la libertad y el progreso, la independencia y el desarrollo de los pueblos. Pero, claro, una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace, una cosa es predicar y otra cosa es actuar y dar ejemplo.

 

Una vez, en uno de tantos discursos pronunciados con motivo de la celebración de la independencia de su país, dijo: “Un pueblo decidido no puede ser derrotado. La conquista de la independencia y soberanía nacionales es resultado del avance del progreso interno. No se puede hablar de ningún derecho cuando no existe el fundamental: ser libres en su propia casa”. Luego, en otra parte de su discurso diría: “un pueblo que oprime a otros no puede ser verdaderamente libre ni puede disponer de los valores espirituales y de la felicidad. Sólo la relación de plena igualdad entre las naciones puede hacerlas progresar”. Frases muy bellas, cierto, que no tuvieron nunca eco ni fueron verdad en su país.

 

 

Los problemas de Ceausescu

 

Las reformas políticas y dramáticos cambios sociales habidos en la Europa del Este no fueron bien recibidos por Ceausescu que se veía perdido. Polonia dio el gran cambio. Luego le seguiría Hungría y la casi incambiable Bulgaria. Cambios se hicieron también en Checoslovaquia y más aún en la Alemania del Este. Tan sólo faltaba Rumania, pero Ceausescu poco le importó la Perestroika de Gorbachev. Pronto tendría que sucumbir enredado en su propio círculo de marañas y mentiras. No se puede tapar el sol con un solo dedo cuando el pueblo entero se está muriendo de hambre y ve que sus hermanos de al lado respiran vientos de libertad.

 

 

Rumania: el país

 

Ubicada en el Sureste de Europa, Rumania limita al norte y noreste con la Unión Soviética, al sur con Bulgaria, al sureste con Yugoslavia, al oeste con Hungría, y al este con el Mar Negro. El país tiene una extensión de 237,500 kilómetros cuadrados (superficie un poco menor a la del Estado de Chihuahua, aquí en México, que cuenta con 244,938). Su población es de unos 23 millones de rumanos. Su capital es Bucarest, donde viven unos 2 millones de habitantes. Otras ciudades importantes son: Brasov (320 mil gentes), Constanza (294 mil), Cluj- Napoca (290 mil) y Timisora (288 mil habitantes), ciudad, ésta última donde comenzaran los disturbios que llevaron a la caída de Ceausescu.

 

País eminentemente agrícola, la infraestructura industrial de esta nación lo hace ser un pueblo medianamente desarrollado. Su principal ingreso es por concepto de la exportación de granos de maíz, papas y fruta. La mayor parte de todo ello se exporta. Supuestamente se permite un 30%, pero se sabe que entre un 80 a 85 % todo es exportado, dejando al pueblo rumano casi sin comida. Lo anterior a fin de allegarse fondos, que como es lógico iban a parar a las arcas de algunos cuantos y no al pueblo rumano que era el que más lo necesitaba.

 

Las industrias internas son varias, entre ellas de carros (Citroen francés), petroquímica y computadoras. Ninguna sobresaliente, pero sí muy costosa para el empobrecido pueblo de Rumania. La deuda externa, por otra parte, fue algo que desquició la economía de los rumanos. Según datos oficiales, su deuda era, hace 3 años, diciembre del '86, última ocasión que estuviera en Rumania, de unos 4,500 millones de dólares, los cuales, era deseo expreso de Ceausescu de pagarlos totalmente antes de que finalizara el año 1990. La deuda, al parecer, está casi totalmente saldada, pero el caos, la miseria y la desgracia en que dejó al pueblo rumano tuvo un alto precio.

 

 

Sus opositores

 

La situación no podía aguantarse más. Algo tenía que estallar. Los países vecinos habían hecho sus cambios y, aquel que no mueve pierde. Ceausescu tenía que perder. No había querido seguir jugando. Aún así, antes de su dramática caída, Ceausescu se defendía a capa y espada.

 

En la revista francesa Le Point (marzo '89), Ceausescu concede una entrevista donde se defiende de sus principales detractores u opositores: Gheoghe Apóstol, 77 años; Alexandru Barladeanu, 76 años, veterano miembro del buró político, encargado de la economía; Corneliu Manescu (otro de los importantes), 73 años, antiguo ministro de Relaciones Exteriores; Constantin Parvulescu, 94 años, fundador del Partido Comunista Rumano; Grigori Racenau, veterano del partido y Silviu Brucan, 73 años, antiguo embajador.

 

Personajes disidentes que de una forma u otra llamaron un poco la atención del pueblo rumano que harto de esperar los cambios salió a la calle en pos de la victoria. Una victoria que era de ellos, donde el ejército estaba de su parte, donde todos querían justicia y libertad, donde todos clamaban por la destitución de Ceausescu quien finalmente es apresado y ejecutado, junto con su esposa el 26 de diciembre de 1989.

 

 

Todo termina

 

Lo que un día se eleva, un día cae y fenece. La historia de este cruel dictador al que se le atribuyen más de 60 mil muertes, el haber descuartizado niños inocentes de 2, 3 y 4 años, el haber mandado fusilar a soldados que se negaban a seguir órdenes pues no querían proseguir con la matanza, el haber amasado una fortuna de más de 400 millones de dólares en cuentas bancarias en el extranjero llega a su fin. Nicolae Ceausecu tuvo todo, pero su ansia de poder y de eterno dominio lo llevó a su perdición. Descanse en paz y que ¡Viva el pueblo rumano!

 

 

Artículo aparecido en el periódico “El Porvenir” de Monterrey, México, el 1 de enero de 1990.

 



 

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