Ven a mi mundo

 

Grandes Personajes

 

 

Georges Bizet

 

Federico Ortíz-Moreno *

 

 

Uno de los más distinguidos músicos del siglo pasado. Compositor de importantes

piezas, entre ellas la famosa ópera Carmen. Destacado músico francés que hoy viene

a nuestras páginas para así contar y saber algo de su historia: Georges Bizet.

 

 

 

 

Hoy, el último de la serie

 

Hoy nos toca repasar algunas páginas, anécdotas, hechos y eventos en la vida de un músico francés que de seguro usted ya ha de conocer. Se trata de Georges Bizet, ese gran compositor que nos diera, entre una de sus grandes obras, esa magnífica pieza operística que es Carmen y su toreador.

 

Terminamos, así pues, la serie de la “B”, con lo que la próxima semana ya estaremos entrando con la tercera letra del alfabeto. Hoy nos tocará conocer algo de un gran músico del que sacaremos importantes temas a relucir. Temas interesantes, tanto de su obra como de su vida y genio personal.

 

Este lunes nos ubicaremos dentro de los genios de los músicos, esos grandes hombres que han puesto su espíritu, su talento y su energía en la creación de grandes obras del género artístico y musical. Gente que con su fuerza interna dieron vida y personalidad a personajes dentro de sus obras, como fue el caso de la pizpireta y atrevida Carmen.

 

 

Datos biográficos

 

Bizet, el famoso compositor de la ópera Carmen nació en la ciudad de París el 25 de octubre de 1838, muriendo el 3 de junio de 1875, en el villorrio de Bougival, muy cercano a la "Ciudad Luz". Y, aquí viene lo raro o desconocido para algunos: oficialmente, su nombre fue (esto es, se llama, o se llamaba): Alexandre César-Léopold, mas habiéndole dado la familia el nombre de Georges, sus amigos y contemporáneos le conocieron de esta manera.

 

Hijo de un músico profesional y sobrino de un famoso pianista de aquel tiempo (Delsarte), Bizet fue agarrando y sintiendo esa vocación de músico que oyera y sintiera en su familia. Fue así como el niño, al manifestar este gusto por la música, sus familiares, en vez de cortar esa inclinación temprana, decidieron apoyarle en todo momento.

 

 

Su gusto por la música

 

Se dice que Bizet era un niño alegre. Le gustaba tararear todo lo que sabía e inventaba. Le gustaba hacer las cosas con música: se interesaba por los sonidos, las notas, los arpegios. Su mundo estaba revestido de pautas, notas e instrumentos en los que iría poco a poco aprendiendo a tocar.

 

Su formación docente está nutrida de varios primeros premios; obteniendo éstos en diferentes ramas y actividades como: solfeo, armonía, órgano y fuga. A los nueve años fue alumno del Conservatorio de París. Allí aprendería a tocar todos estos instrumentos bajo las órdenes de destacados maestros y en enseñantes.

 

 

El joven Bizet

 

Bizet fue un joven alegre, dinámico que le gustaba componer e improvisar de repente. Enamorado de la música, a los diecinueve años obtiene un premio en Roma. Allí escribe la ópera bufa Don Procopio, un bolero portugués, una sinfonía descriptiva sobre Vasco de Gama. También escribiría una suite orquestal.

 

Apasionado de Italia, Bizet pidió y consiguió que le permitieran pasar en aquél país, y no en suelo germánico, el último año de su pensión. La verdad es que el compositor amaba mucho este suelo, al igual que el español, donde aprende los sinsabores del amor, la intriga, los celos y la desvergüenza.

 

 

Bizet en París

 

Gran parte de su vida la pasa en la ciudad de la Torre Eiffel. Allí escribe la ópera Los pescadores de perlas, cuyo estreno se verifica el 29 de septiembre de 1863, cuando el artista no había cumplido aún los veinticuatro años. La obra fue acogida cortésmente por el público y obtuvo dieciocho representaciones consecutivas. Así pues, Bizet sigue entregando más tarde algunas otras obras relacionadas con la música escénica. Escribe una ópera en cinco actos que lleva el título de Iván el Terrible, y que una vez concluida, e incluso aceptada por la empresa, la obra no se representa.

 

 

Bizet: sus primeros éxitos

 

Aunque el precoz ingenio de Bizet produjo una importante sinfonía cuando apenas contaba 17 años de edad, el éxito no lo alcanzó sino hasta más tarde. Y es, por supuesto, su obra musical Carmen con la que logra ese estrellato que le haría famoso por todos los países de Europa, primeramente; y América, después.

 

A Carmen se le ha llamado la “ópera perfecta”. Representada, en un principio, con no mucho éxito que digamos, Carmen fue poco a poco conquistando corazones. Se sabe que esta obra se estrenó con muy mediano éxito, sólo tres meses antes de la muerte de su autor, que entonces tenía 36 años.

 

Se cuenta que muchas veces Bizet desperdiciara muchos años de su existencia al pasársela haciendo arreglos a trabajos de otros músicos muy inferiores a él. Pero a Bizet le gustaba la música, se entretenía, se deleitaba... Ayudar era, para él, vivir en el mundo de la música, de la magia, la pasión y el romance.

 

 

Algunas otras piezas

 

En otoño de 1867 estrena con gran entusiasmo y acogida por parte del público y de la prensa, la ópera, en cuatro actos La jolie fille de Perth (algo así, como: “La hija bonita de Perth”). Sin embargo, esta obra no alcanzó muchas representaciones. También estarían algunas piezas más que más adelante se mencionan.

 

La actividad de Bizet no queda adormecida. Más tarde vendrían otras piezas. Es entonces cuando Bizet produce unas cuantas óperas más que permanecerían (y algunas de ellas siguen permaneciendo) inéditas. Una de ellas sería una ópera fantasiosa llamada La copa del rey Thulé.

 

 

Bizet y su obra

 

Si bien es cierto que la obra de Bizet pudiera considerarse extensa, la verdad es que también casi ninguna de sus obras tuvo mucho reconocimiento. Este gran músico tuvo, como él mismo lo dijera “honrosos y brillantes fracasos”, pero también hubo de conquistar grandiosos y fuertes aplausos.

 

A Bizet le gustaba el colorido, la viveza, le gustaba lo internacional. Tal vez no fuera mucho muy apegado a las costumbres o muy fiel a lo folklórico de los países de los que copiaba o intentaba dibujar algo. En realidad su música lo decía todo. Lo demás la gente lo entendería.

 

 

Bizet y su tendencia wagneriana

 

En toda su música Bizet reveló una tendencia y fuerte inclinación hacia Wagner, bastante impopular y detestado en Francia; pero, en 1872, su obertura Patrie (“Patria”), el segundo movimiento, lo mismo que la música de una obra de Daudet, L'Arlésienne, le trajeron éxito. Más tarde vendría la ópera Carmen, en marzo 3 de 1875, que le llevaría a la fama, que apenas si conociera unos tres meses antes de morir el 3 de junio de 1875, a causa de una enfermedad del corazón.

 

 

Bizet: su muerte

 

El mismo día que Carmen obtuviera sus 33 representaciones, Bizet moría súbitamente de un ataque al corazón. Contaba con solo 36 años. La noticia pasaría de Bougival (sitio cercano a París), a toda Francia. La noticia conmovería a la opinión pública francesa, especialmente a los músicos y filarmónicos.

 

Desde aquél entonces se empezó a ver (“ya después de muerto...”), lo mucho que valía este artista. Entonces comenzó a tenerse un remordimiento entre clandestino y difuso por el trato con el que se le había venido recibiendo. Luego, todo sería honores, pero Bizet ya había muerto.

 

 

La Ópera "Carmen"

 

Hay muchas cosas que se pudieran contar sobre la ópera Carmen. Los parisinos aficionados a la ópera en 1875 estaban acostumbrados a presenciar un ballet cronométrico, en la punta de los pies y esperaban un desenlace sentimental, almibarado, color de rosa o de “happy end”. Carmen resultó un enfrentamiento, un duro golpe para ellos...

 

El argumento de Carmen que los libretistas de Bizet lo habían sacado de una novela crudamente realista de Próspero Mérinée, dejó fríos, atónitos, desconcertados y hasta escandalizados a los que presenciaron la obra. Al principio, los mismos músicos y los cantantes, no habituados a obras tan atrevidas, acogieron esta pieza casi con el mismo disgusto con la que lo tomó el público. Algunas coristas tenían que fumar en escena, o por primera vez en su vida. Las consecuencias fueron desastrosas, pero a la vez enigmáticas, llenas de risa, susto y espanto. Era algo que impactaba y que muy pronto lo haría famoso. La obra era un tórrido romance, algo fuera de lo común y de muy subido color.  

 

 

“Carmen”, la obra

 

Se sabe que esta pieza ha tenido tanto éxito que incluso, en nuestros días ya existen varias versiones cinematográficas en cuanto a esta obra. En lo que se refiere su presentación en el teatro (ópera, específicamente), Carmen se ha presentado en, aproximadamente 132 países del mundo, ha sido traducida a 48 idiomas y es una de las más aclamadas, sencillas y fáciles de entender.

 

 

Bizet y los demás

 

Se sabe, también, que Bizet causó un fuerte impacto en los demás. Escrito por ahí se encuentra el que Tchaikovsky (o “Tchikovski”, como dirían los rusos), cuando deseaba descansar de su propio trabajo, se sentaba al piano y tocaba Carmen desde el principio hasta el final. Le parecía una sencillez muy especial: fuerte, vibrante, impactante, sencilla, genial y encantadora.

 

Y en verdad que la ópera de Carmen suele ser así. Solamente el oír el estimulante y festivo preludio de esta pieza nos hace vislumbrar algunos temas y personajes de la obra: el paseo de la cuadrilla, el estribillo de la canción del torero o toreador; y, por supuesto, la presencia de la Carmen, toda una mujer de gran belleza, atrevida, impetuosa, salvaje, apasionada por su amor o mil amores.

 

Una obra donde salta el talento de ese gran hombre que forjara todo un nuevo concepto en ópera y en música. Ese que nos diera sus pasos dobles, sus sencillos y sus acordes. El dueño de esa novia que llenara y envolviera de pasión a mil aficionados. El dueño de esa dama llamada Carmen y que fue Georges Bizet.

 

 

Artículo aparecido en el periódico “El Porvenir” de Monterrey, México, el 22 de mayo de 1989.

 


 

Volver a la Página de
Grandes Personajes

 

 

Volver a la Página de
INICIO

 

© 2011 / Derechos Reservados.