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Grandes Personajes

 

 

Aristóteles

 

Federico Ortíz-Moreno *

 

 

Hombre del tiempo y de la historia. Personaje remoto que hoy viene hasta nosotros.
Filósofo y maestro, historiador y literato, escritor y poeta, científico y conocedor
de muchas ciencias. Eso fue sigue siendo hasta nuestros días el gran Aristóteles.

 

 

 

 

Hombres y personajes

 

Grandes han sido los hombres de la historia, como grande ha sido la historia misma. Historia que es escrita por nosotros, con hechos que suceden gracias a nosotros mismos. Relatos y sucesos, acontecimientos y ocurrencias donde cabe destacar la importancia de grandes hombres que han hecho cambiar de cierto modo el giro de la historia.

 

Y tal vez no sea la historia misma la que cambia, sino el hombre mismo quien forja su propia historia. La influencia de los pueblos, la influencia de costumbres, los padres, los maestros, los políticos, los filósofos, los guerreros, los pensadores y hasta los no-pensadores hacen de este nuestro mundo un lugar lleno de historia.

 

Nuestra historia está llena de hechos, plagada de sucesos y cargada de leyendas. La historia nos ayuda a explicarnos muchas cosas que suceden, el por qué suceden y desde cuándo suceden. La historia nos puede ayudar a no cometer los mismos errores del pasado y, tal vez, para nuestra propia desgracia, a seguir cometiendo los mismos errores que hasta el momento hemos cometido y seguimos cometiendo. Los filósofos

 

Dentro de los grandes filósofos de la historia podemos señalar a tres de ellos: Sócrates, Platón y Aristóteles. En este segundo reportaje "hablaremos" un poco sobre nuestro buen amigo Aristóteles, insigne filósofo, fundador de lo que hoy llamamos "Ciencia", discípulo del gran Platón y maestro de ese gran hombre y conquistador que fue Alejandro Magno.

 

 

Hablar y escribir sobre Aristóteles

 

A veces es difícil saber quién fue quién, qué hizo cada quien, por qué y cómo surgió tal o cual cosa, cuando en nuestras escuelas y universidades, lo único que enseñan (o gran parte de lo que enseñan) son cosas ilusorias, ridículas o fuera de todo sentido; donde dichos centros, supuestamente de enseñanza, están más interesados en las cuotas que en una buena educación. Piden que los alumnos aprendan cosas, sin explicarles una sola razón para esto. Las cosas se aprenden simplemente por aprenderse, para pasar; no para saber y tener una finalidad justa, trascendente, practicable.

 

Aristóteles estaba consciente de todo esto y de muchas cosas más. Desgraciadamente, en la actualidad (una "actualidad" que tal vez no haya cambiado desde hace mucho tiempo), el tratar de saber y conocer sobre personalidades de otros tiempos es cosa de viejos, de pérdida de tiempo. Algo tedioso, que han hecho tedioso y aburrido los mismos maestros y filosofitos que imparten clases (o "cátedra", como dirían ellos).

 

Al escribir sobre Aristóteles, lo que pretendo es poner en un lenguaje sencillo y cotidiano, lo que los "maestrillos" han tratado de elevar a una categoría que ni ellos mismos entienden. Para aprender, para conocer y para saber, es preciso ir de lo más fácil a lo más difícil. No hay que complicarse demasiado la vida, sino pensar y sentir como humanos que somos. La filosofía no es complicada, es el hombre quien la hace complicada. Para conocer de los grandes hombres, es preciso verlos tal cual eran y tratar de hablar y entender con nuestras propias palabras ese lenguaje que muchos tratan de entorpecer y complicar.

 

 

Aristóteles el niño

 

Siempre les ha dado por mostrarnos a un Aristóteles ya de cierta edad, un hombre que se la pasaba pensando, muchas veces sentado, sumergido en sus pensamientos, y otras veces de pie, dando la vuelta alrededor de un árbol, un campo o un jardín. Un Aristóteles místico, nebuloso y muy fuera de la realidad.

 

Aristóteles, ante todo, fue un niño. Un niño que como todos ama el juego, las travesuras y las correrías propias de su época. Datos, muchos de ellos olvidados, al tratar los escritores de enfocarse exclusivamente a sus teorías, razonamientos y planteamientos filosóficos, en vez de poner al menos algo de atención a los primeros pasos de este filósofo, lo cual pudiera explicar, hasta cierto punto y hasta cierto modo, sus razones, su pensamiento y filosofía.

 

 

Aristóteles

 

Aristóteles nació el año 384 a.C. en Estagira, un pequeño pueblo perdido entre las montañas de Macedonia, lugar donde salía acudir todos los años desde Grecia el rey Amintas. El padre de Aristóteles era médico y acostumbraba acompañar al rey en sus cacerías. Lo mismo haría el pequeño Aristóteles, tan pronto como hubiera tenido la edad suficiente como para empuñar el arco que él mismo había construido.

 

Un día, el rey Amintas, viendo las posibilidades y gustos del muchacho, le regaló a Aristóteles un soberbio y precioso arco con adornos e incrustaciones de plata y plumas de águila. El muchacho, ni se diga, quedó fascinado con dicho obsequio. Tenía ya un arco como los grandes cazadores.

 

 

Aristóteles conoce a Filipo

 

Al año siguiente de esto, fallece el padre de Aristóteles. Un alud le viene encima y muere. No obstante, a pesar de ellos, y a instancias del propio rey, Aristóteles continúa formando parte de estas regias cacerías y excursiones cinegéticas (que es el arte de la caza). Y es precisamente en una de estas cacerías cuando el rey viene acompañado de su hijo Filipo, un chico casi de la misma edad que Aristóteles. Se forma y establece entre ellos una profunda amistad, tanto que el propio Filipo pide a su padre llevar a Aristóteles con ellos para que éste forme parte de la corte de Atenas.

 

 

Andares y decires

 

Es mucho lo que se ha dicho sobre la vida de Aristóteles. Algunos en sentido positivo, otros en sentido negativo. Hay quienes cuentan que Aristóteles tuvo una juventud alocada y borrascosa. Dicen que malgastó su patrimonio hasta el extremo de tener que ingresar al ejército para no quedarse en la calle y morirse de hambre. Se dice, además, que Aristóteles había vuelto a Estagira a practicar la medicina y que no sería sino hasta los 30 años en que hubo de haber ingresado a la escuela de Platón.

 

Hay otros historiadores, sin embargo, que dicen que ya para los 18 años Aristóteles estaba bajo la custodia y tutela de Platón. Ahí pasaría 20 años con él, hasta el momento de su muere (la muerte de Platón). Tenía Aristóteles, ya para entonces, 37 años, tiempo y edad suficiente no solamente para aprender su teoría, sino para refutar conocimientos y establecer nuevas leyes y principios.

 

 

Los veinte años

 

Fueron veinte años en que Aristóteles aprendió grandes cosas de su maestro. Asimiló conocimientos, entendió razones, juzgó verdades, aprendió lecciones, intuyó sentimientos e hizo importantes deducciones que llevó a la práctica. Fueron veinte años que le dieron suficiente tiempo para conocer la verdad (su verdad), entrelazarla a otras verdades, a otras experiencias y otros conocimientos. Tiempo para aprender y tiempo para construir.

 

Y no sólo estudió filosofía. Aristóteles gustaba de todo lo que era susceptible a estudio. De ahí que se interesara por las matemáticas, la historia, las ciencias naturales, la literatura, la astronomía, la biología, la medicina y muchas cosas más. Todo estudiaba este hombre; tanto, que en su juventud, se le conociese como el hombre más sabio de su tiempo.

 

 

Aristóteles se casa

 

A la muerte de Platón, Aristóteles queda como el más importante y valioso filósofo de todos los tiempos. No obstante, a pesar de esto, y por otras muy diversas circunstancias, Aristóteles no se hace cargo de la Escuela de Platón.

 

Luego, en otro ángulo diferente de su vida, Aristóteles pasa a formar parte de la corte de Hermías, quien en su tiempo había sido discípulo de esta escuela. Y es aquí, en esta corte de Hermías, en donde Aristóteles conoce a una sobrina de su anfitrión. Una mujer llamada Pitías, y con la cual se casa más tarde.

 

Aristóteles y Alejandro Magno

Pasan esos años de correrías. Tiempo después Aristóteles es llamado por Filipo para que se encargue de la educación de su hijo, Alejandro, un chico que tenía entonces trece años de edad y que muy pronto sería el conquistador del mundo.

 

Y si bien -se dice- Aristóteles tenía un pasado no muy halagador, que digamos (se menciona que había sido en su juventud un hombre apasionado, alcohólico y epiléptico, cuyo único pasatiempo era divagar y domar caballos), lo cierto es que nadie como el propio Aristóteles se podía hacer cargo de la educación de Alejandro.

 

Y así lo hizo. Y no sólo esto. Se menciona, además, que Alejandro llegó a respetar la figura de Aristóteles más que la de su propio padre. Según Alejandro -cuenta Plutarco- "de su padre había recibido la vida; de Aristóteles, el arte de vivir". De ahí que Alejandro imbuyera en sí mismo gran parte de la vida y la filosofía de Aristóteles, su manera sabia de ver las cosas.

 

 

La influencia de Aristóteles sobre Alejandro

 

Tanta era la influencia del gran maestro sobre el gran Alejandro que la forma de actuar de éste era a veces algo fiera de lo común, como la de aquella ocasión (una de las anécdotas que mencionaba la semana pasada), en que sucede el encuentro entre Alejandro y Diógenes, en Corinto.

 

Diógenes estaba tomado un baño de sol en plena plaza pública, cuando se le acerca Alejandro, le saluda y le dice: "Soy Alejandro, ¿Puedo hacer algo por ti?, a lo que Diógenes le responde: "Sí, que no me quites el sol...". Se dice que Alejandro celebró tanto esta contestación que dirigiéndose a sus soldados y compañeros comentó: "Si no fuese Alejandro, me gustaría ser Diógenes...".

 

Y la influencia de Aristóteles sobre Alejandro continúo. El filósofo enseñó a su discípulo todo lo que este pudo aprender. A cambio, Alejandro hizo todo cuanto pudo por dar a su maestro todo lo que éste necesitase. Así, se sabe, Alejandro enviaba a su mentor gran parte del botín que "había" o lograba en sus campañas. Le enviaba, además, materiales de estudio, escritos, poemas, observaciones.

 

Se dice, incluso, que Aristóteles, con la ayuda de Alejandro (ayudaba financiera que debía ser mucha), tenía a su disposición un buen número de personas que le ayudaban. Aristóteles tenía la oportunidad de enviar expediciones que estudiaban el curso y correr del Nilo, tenía cazadores que le procuraban aves y animales raros para su jardín zoológico. Por último, tenía una serie de amanuenses que le ayudaban a compilar, escribir y redactar sus textos. Toda una muy bonita experiencia, ¡cual si fuese hoy en día Secretaría de Estado...!

 

 

Aristóteles y su Escuela

 

No fue sino hasta que dio por terminada la educación de Alejandro y que éste subiera al trono, en que Aristóteles parta hacia Atenas, donde funda una escuela llamada "Lykeoin"; o, para hablar o escribir más claramente (en la forma castellana, derivada del latín): Liceo. Esto, en honor de un templo dedicado a Apolo Likeois, que significa "Apolo: el Matador de Lobos".

 

La escuela de Aristóteles se hallaba al este de la ciudad, justamente al lado de la Academia, que era donde estaba la escuela de Platón. Una escuela donde Aristóteles mandase construir unos pórticos, bajo los cuales solía pasear con sus discípulos, enseñándoles "las cosas de la vida". Una escuela en la que a sus discípulos se les conociese con el nombre de peri-patoi; o, como uno más los conoce: peripatéticos.

 

 

Los peripatéticos

 

Los peripatéticos eran como unos paseante, personas que iban aprendiendo y a las que se les iba enseñando, a medida que el maestro caminaba de un lado a otro, hablándoles sobre diversos temas. Personas que caminaban alrededor de algo, dando vuelta a algo. Cosa muy parecida a lo que pudiera ser hoy en día las visitas que los maestros o maestras hacen a diversos museos, empresas o instituciones, y donde los alumnos están atentos a las explicaciones y enseñanzas de sus profesores y maestros, donde al mismo tiempo los niños o los alumnos pueden hacer observaciones, de lo que ven y hacer preguntas sobre aquello que más les interesa saber.

 

La escuela de Aristóteles no era idéntica a la de Platón. En ella se enseñaba principalmente matemáticas, biología, ciencias naturales y filosofía. La escuela de Aristóteles, por otra parte, trataba de ser práctica. Se intentaba asociar la teoría con la cuestión cotidiana. Algo que aún falta mucho en nuestros días, por más que se diga todo lo contrario.

 

 

La muerte de Aristóteles

 

La escuela de Aristóteles prosperó durante trece años durante el reinado de Alejandro; pero una vez conocida la noticia sobre la muerte de este último, la persecución contra los que habían mostrado simpatías hacia el conquistador macedonio, arreciaron. Aristóteles tuvo que huir casi, para refugiarse en Calcis, región de Eubea, lugar donde muriera el año 322 a.C., a la edad de 62 años.

 

Luego, a la muerte de Aristóteles, quedó como "director" de dicha escuela su discípulo Teofrasto. Vinieron después otras personas, entre ellas Estratón, Licón, Aristón, Critolao, Diódoro, Erineo y otros más, hasta llegar a un tal Andrónico, quien aún dirigía el Liceo hacia el año 110 a.C.

 

 

Los escritos y las obras de Aristóteles

 

Las obras de Aristóteles nos han llegado a través de muchos y muy diversos manuscritos que suponen hayan sido, sino del propio Aristóteles; sí, al menos, de los amanuenses quienes escribían sus textos. Resulta que los primeros manuscritos (los originales), Teofrasto los legó a un fiel condiscípulo suyo que vivía en Asia. Y ahí fueron a parar.

 

Luego, al saber sus dueños que dichos originales eran codiciados por los reyes de Pérgamo, se les ocurrió esconderlos en una cueva. Ahí, los manuscritos estuvieron "descansando" por espacio de 150 años. Tiempo después los manuscritos fueron "encontrados" y hallaron dueño. Los escritos fueron vendidos siendo su comprador un bibliófilo ateniense llamado Ampelicón.

 

Ampelicón preparó una edición especial con las obras de Aristóteles, pero desgraciadamente, poco después de morir, Atenas fue conquistada y todos los escritos de Aristóteles fueron llevados hasta Roma. Allí, el mal y recompuesto texto de Ampelicón, fue revisado por un bibliotecario romano para que más tarde, ya en mitad del siglo primero después de Cristo, Andrónico de Rodas lanzase la primera edición de las obras completas de Aristóteles y Teofrasto, que es el texto griego que hoy conocemos.

 

 

Los mismos textos, ¿el mismo Aristóteles...?

 

Se dice, sin embargo, que durante los años en que los originales estuvieron escondidos, circulaban ya otros escritos de Aristóteles, o atribuidos a él, que tenían un carácter más popular. Por otra parte, había unas 146 obras, publicadas por Diógenes Laercio, lo que hace sospechar que en la antigüedad ya se leían las obras o escritos de Aristóteles.

 

Claro, lo que no hay que sospechar (o al menos, no tanto), es que el Aristóteles que conocemos hoy en día, es el Aristóteles verdadero; tal vez incompleto, y despojado de muchas cosas; pero, al fin y al cabo, el Aristóteles original.

 

 

La obra de Aristóteles

 

La obra de Aristóteles es extensa. Conocido como el filósofo estagirita (por haber nacido en Estagira), y creador de la filosofía peripatética (porque todo lo exponía y enseñaba, mientras paseaba y caminaba), el gran Aristóteles fue un pensador de todos los tiempos.

 

Creador del método inductivo, la lógica formal, y el método científico, Aristóteles fue considerado el filósofo oficial de la Iglesia cristiana de la Edad Media. Un hombre que proyectó toda su obra, en una forma más bien desordenada. Esto, tal vez, a que eran tantas las ideas que le venían a su mente, que no tenía tiempo suficiente como para acomodarlas en un orden netamente riguroso.

 

Platón se había basado y fundado en las ideas, Aristóteles en los hechos. Esto lo llevó a querer saber lo que se pudiera aprender y conocer en su época. Un hombre de extraordinaria inteligencia, una verdadera enciclopedia del saber antiguo. Un hombre, filósofo y pensador de quien nos han llegado tan sólo algunas de sus obras.

 

 

Aristóteles: sus principales libros

 

Aristóteles es una de las inteligencias más grandes que ha producido la humanidad. Hombre de grandes estudios en cuyas obras expone sus puntos de vista, con un carácter muy singular y un sentido muy profundo. Obras cuyo "cuerpo aristotélico" como así se le conoce, consta de siete partes principales y que pudieran resumirse en: 1. Lógica (que habla sobre las categorías, la interpretación, el silogismo y los tópicos); 2. Cosmos (donde escribe sobre la naturaleza, el cielo, la generación, la corrupción y la meteorología); 3. Metafísica (que habla sobre la física, la metafísica y los cuerpos); 4. Biología (en donde explica la ciencia del alma, los animales, la memoria, el recuerdo, el sueño y la vigilia); 5. Ética (sobre los valores); 6. Política (en que aborda la política, el buen gobierno y la constitución de Atenas); y, 7. Arte (que toca el tema de la retórica y la poética).

 

 

Acerca de sus obras

 

Para Aristóteles "todas las ciencias y todas las artes tienen por bien un fin; y, el primero de los bienes debe ser el fin supremo de la más alta de todas las ciencias; y esta ciencia es la política". Pensamiento expresado en su obra cumbre: La Política. Un libro donde explica, así mismo, que "el bien, en política, es la justicia", algo olvidado ya no sólo por las autoridades o gobierno, sino por nosotros mismos.

 

Luego, en el capítulo que habla sobre "La División de los Gobiernos", Aristóteles expone importantes y valiosas ideas como cuando dice: "Siendo cosas idénticas el gobierno y la constitución, y siendo el gobierno el señor supremo de la ciudad, es entonces absolutamente preciso que el señor sea, o un solo individuo, o una minoría, o la multitud de los ciudadanos. Cuando el dueño único, o la minoría, o la mayoría, gobiernan consultando el interés general, la constitución es pura necesariamente; cuando gobiernan en su propio interés, sea el de la minoría, sea el de la multitud, la constitución se desvía del camino trazado por su fin".

 

Más adelante, en una de las páginas más fuertes e interesantes de su obra La Política, Aristóteles señala: "No basta imaginar un gobierno perfecto; se necesita, sobre todo, un gobierno practicable". Para Aristóteles existen tres clases de gobierno y/o constituciones: el reinado, la aristocracia y la democracia. Todas ellas con sus respectivas desviaciones que son: la tiranía, donde sólo tiene por fin el interés personal del monarca; la oligarquía, donde sólo cuenta el interés de los ricos; y, la demagogia, donde lo único que cuenta es el interés de los pobres.

 

Luego, según Aristóteles, si a nadie (o, cuando menos, a algunos cuantos no se les gusta lo que pasa o sucede, en el gobierno, se puede optar por tres caminos o grados de revolución: una reemplazando la constitución; dos, quitando o reemplazando a los gobernantes; y, tres, quitando o reformando parta de la constitución. El pueblo, que es libre, elegirá.

 

 

Otras de sus ideas

 

Entre otras de sus ideas, Aristóteles nos hace llegar lecciones de democracia, en las cuales establece que para que ésta exista es preciso que:

  1. La asamblea general debe ser soberana,

  2. Todos los ciudadanos deben ser electores y sujetos a elegibilidad

  3. Todos los cargos deben proveerse por suerte,

  4. No debe exigirse ninguna condición de riqueza; y, si la hay, moderarla,

  5. Nadie debe ejercer dos veces el mismo cargo,

  6. Los empleos o los puestos deben ser de corta duración,

  7. Todos los ciudadanos deben ser jueces,

  8. Todos los cargos o empleos deben ser retribuidos, y,

  9. Tener nacimiento humilde, pobreza y oficio.

 

Otras obras

 

Aristóteles profundizó en casi todos los campos. Sus enseñanzas fueron reunidas en muchos volúmenes que representan casi toda una enciclopedia hecha por un solo hombre. No se limitó exclusivamente a la ciencia, sino que además abordó temas de ética, filosofía, psicología, crítica literaria, política y actividades de pensamiento.

 

En total, los volúmenes que se le atribuyen a Aristóteles suman unos 400, de los cuales aproximadamente sólo unos 50 han llegado hasta nosotros. Sus mejores escritos fueron los relacionados a la biología (recordemos que el papá de Aristóteles había sido médico). Estudió la vida marina, la de los peces, particularmente la de los delfines. También la de las aves y la de los insectos, como la de las avispas.

 

 

Aristóteles, todo un gran personaje

 

En otros campos, nuestro personaje se interesó por la astronomía, la psicología, la poética y la retórica. En el Organón se resumen sus principales obras del pensamiento y de la lógica. Aquí, por primera vez, plantea el problema del método: Aristóteles extraía de las observaciones algunas premisas y de ellas sacaba deducciones.

 

Luego, en otra de sus obras, nos habla, nos escribe y nos explica algo más acerca del alma, de la memoria y de los sueños. En verdad, todo un verdadero tratadista de todos los tiempos. Una persona que durante toda la Edad Media fue el oráculo de los filósofos y los teólogos escolásticos. Aquel que se le cita como la personificación del espíritu filosófico y creador del método científico. Aristóteles, aquel que nos dio su obra, su vida y su pensamiento. Aquel que hizo grande su nombre y nos hizo grandes: ¡Aristóteles!

 

 

Artículo aparecido en el periódico “El Porvenir” de Monterrey, México, el 20 de febrero de 1989.

 


 

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