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La alfombra mágica *

 

 

 

Federico Ortíz Moreno

 

 

Todos hemos oído, al menos cuando éramos chicos, aquellos fabulosos cuentos que nos hablaban de una alfombra mágica donde nuestro héroe volaba por los cielos, muchas veces haciéndose acompañar de si amada prometida.

 

Son cientos de cuentos de muy diversas latitudes que nos reseñan historias que nosotros creíamos eran ciertas, o de un mundo de fantasía que nosotros mismos soñábamos. Una alfombra mágica, era llamada también llamada una alfombra voladora, pues eso era lo que era: una legendaria alfombra que podía usarse para transportarnos o para llevar personas, de forma que pudiéramos llegar rápidamente s nuestro destino.

 

En los cuentos aparecían los héroes persiguiendo a los villanos y casi siempre los buenos daban alcance a los malos, aunque estos últimos hacían de las suyas y trataban de incendiar nuestra alfombra o sacar un hilo, para deshilacharla para que el héroe de la historia cayese de los cielos.

 

Las alfombras mágicas han aparecido en la literatura desde casi la época bíblica hasta la actualidad. Aunque eran un tema principalmente árabe o indio, la popularidad de Las mil y una noches atrajo sobre ellas la atención del público occidental.

 

Las tradiciones literarias de otras varias culturas también incluyen alfombras mágicas. La alfombra mágica de Tangu, también llamada alfombra del príncipe Hussein, era una alfombra sin ningún valor aparente procedente de Tangu (Persia) que funcionaba como alfombra mágica y aparece en cuentos de Las mil y una noches.

 

La alfombra de Salomón se describe como hecha de seda verde, y sobre ella se colocaba el trono de Salomón cuando viajaba. Regalo de la reina de Saba, era lo suficientemente grande como para que cupiese su séquito: las personas a su derecha y los espíritus a su izquierda. El viento cumplía las órdenes de Salomón y aseguraba que la alfombra y su contenido avanzara en la dirección correcta. La alfombra era protegida del sol por un dosel de pájaros.

 

En los cuentos populares rusos, Baba Yaga obsequia a Iván el Tonto con una alfombra voladora o algún otro regalo mágico (por ejemplo, una bola que rueda frente al héroe indicándole el camino o una toalla que puede convertirse en puente). Estos regalos ayudan al héroe a hallar su camino durante sus aventuras.

 

El pintor ruso Víktor Vasnetsov ilustró estas historias representando una alfombra voladora en dos ocasiones. En La visita al Cielo del capitán Stormfield de Mark Twain se usan alfombras que cumplen los deseos para viajar instantáneamente por el Cielo.

 

Alfombras mágicas o voladoras, de Persia, Irán, Arabia, Albania, Rusia, Mongolia... Todo esto parte de un mito o una leyenda, parte de esos cuentos que de niños nos hacían felices y que hoy con gusto recordamos.

 

      

Fuente: Tomado de fuentes varias. 

 


 

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